Las medusas son una de las pesadillas de las playas durante el verano, en especial en el Mediterráneo. Los científicos explican las causas del aumento de estos transparentes y urticantes seres, motivadas directa o indirectamente por el ser humano. Este artículo detalla por qué han aumentado las medusas y los “mitos falsos” detectados en los últimos años y señala cómo combatir este problema, así como las principales particularidades de las medusas.
Por qué han aumentado las medusas
Las medusas se multiplican no solo en el mar Mediterráneo, sino en todos los océanos del mundo. Los científicos saben los motivos exactos desde hace décadas, según Ignacio Franco, investigador del Centro Oceanográfico de Murcia, perteneciente al Instituto Español de Oceanografía (IEO): «este problema es la respuesta a un incremento de los nutrientes en el agua, por contaminación orgánica, de manera que aumenta la producción primaria, base de todas las cadenas tróficas. Las medusas son uno de los organismos mejor adaptados para aprovechar rápidamente estas condiciones.»
«La presencia masiva de medusas no es el problema, sino el síntoma de que algo anda mal»Pero hay otras razones que también explican el aumento de la cantidad de medusas, según el científico del IEO. La sobrepesca de especies que compiten también por este alimento en exceso, o la disminución de los depredadores naturales de estos animales, como la tortuga boba, debido a la alteración de sus playas de puesta, también afectan a menor escala.
En el Mediterráneo además se concentran una serie de factores, como el cambio climático. La llegada de medusas a la costa cada vez más temprana podría deberse al aumento de la temperatura del agua, que les incita a reproducirse.
Sin embargo, hay una serie de explicaciones señaladas en los últimos años y que no serían correctos, según Ignacio Franco. En esta colección de «mitos falsos» se encuentra la sequía, que supuestamente habría reducido el aporte de agua dulce al mar, y habría facilitado que estos animales se acercaran con más facilidad a la costa. Tampoco sería cierto que la contaminación de las costas por los nitratos procedentes de vertidos agrícolas y residuos urbanos, o la disminución del atún o el pez espada, hayan provocado el aumento de su número.
Cómo combatir el aumento de medusas
La presencia masiva de medusas no es el problema, sino el síntoma de que algo anda mal, asegura Ignacio Franco. El caso de las medusas es un claro ejemplo de desequilibrio ecológico a nivel mundial causado por el ser humano: con comida abundante, una temperatura idónea y con menos enemigos naturales, su crecimiento es imparable. En el Centro de Estudios Avanzados de Blanes, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), aseguran que todavía no ha llegado lo peor y que éste no será el único problema al que se deberá enfrentar el Mediterráneo. Por ejemplo, en 2006 ochenta personas fueron hospitalizadas en Génova por respirar aire de mar cargado de toxinas producidas por un alga microscópica.
Por ello, los científicos recalcan que la auténtica solución pasa por erradicar las causas, algo que no se consigue a corto plazo. El problema es que en la actualidad apenas se invierte en proyectos de investigación, por lo que se desconoce aún la dimensión de esta situación: cuántas medusas hay, cómo crecen y se multiplican, dónde se concentran, etc.
Medusas: transparentes, carnívoras y necesarias
Las medusas son unos invertebrados transparentes que llevan en la Tierra hace más de 500 millones de años. Junto a los corales, las gorgonias y las anémonas pertenecen al grupo de los cnidarios (del griego knidé, ortiga). Algunas de ellas pueden ser incluso letales, como la «avispa australiana».
El aspecto transparente de las medusas se debe a que están compuestas por un 95% de agua. Esta densidad similar al agua que las rodea les proporciona una ingravidez con la que ahorran energía.
Las medusas son carnívoras y se alimentan principalmente de plancton y pequeños crustáceos y peces de reducido tamaño. Para capturar sus presas y también como defensa utilizan sus células urticantes. Al rozar su superficie, los filamentos se disparan, se clavan en la víctima y le inyectan el veneno. Aunque pueden propulsarse en cierta medida gracias a movimientos rítmicos, se desplazan gracias a las corrientes marinas. Las medusas tienen un papel esencial en las cadenas tróficas.