Las excusas más típicas a la hora de no comprar muebles ecológicos suelen ser su alto precio o su escasa variedad en comparación con los convencionales. Sin embargo, cada vez más empresas ofrecen todo tipo de mobiliario respetuoso con el medio ambiente a precios económicos.
La producción de eco-muebles no se limita a unas pocas empresas familiares o artesanales, señal de que los consumidores demandan cada vez más productos con el sello «verde»La producción de eco-muebles no se limita a unas pocas empresas familiares o artesanales, señal de que los consumidores demandan cada vez más productos con el sello «verde». Por ejemplo, la multinacional sueca Ikea ha introducido recientemente varios modelos de madera reciclada, como el sofá de esquina «Järbo», la mecedora «Ellan», o los carritos de cocina «Bekvam» o «Forhoja».
Por su parte, Internet permite contactar con muchas tiendas que venden todo tipo de mobiliario, ya sea a partir de madera certificada por el Consejo de Administración Forestal (FSC), o con materiales no tóxicos o sostenibles como el bambú, y a precios muy competitivos.
Los ejemplos son muy numerosos, y en algunos casos, muy curiosos, que harán las delicias de los consumidores originales y ecologistas: Bancos de madera hechos con un barril de vino de VivaTerra; sofás de pino con el sello FSC de Greener Lifestyles; muebles modulares para equipos de sonido y televisiones de Legaré Furniture; dormitorios de bambú de Crate & Barrel; cunas de arce de baja toxicidad de Pacific Rim o moisés de viaje de pino Radiata de Toads & Tulips; mesas de cocina de bambú de Woodshanti; escritorios de oficina de arce de Green Culture; y un largo etcétera al alcance de un clic del ratón.
Además de la madera, el cartón es otro material que ofrece muchas posibilidades. La empresa británica Paperpod ofrece una línea original de juguetes y muebles infantiles y para adultos, desde un igloo gigante para niños por unos 40 euros hasta sillones para cenas por unos 29 euros.
En España, por ejemplo, la empresa valenciana Alternativas de Mobiliario comercializa, dentro del sello «Okupa«, una línea de muebles auxiliares que incluye sillas, estanterías, mesas o escritorios. Su materia prima es el kraft, un tipo de cartón 100% reciclable muy resistente al peso, al fuego o al agua, que rompe los prejuicios sobre la supuesta debilidad de este material. Según sus responsables, diversas pruebas realizadas han demostrado que el taburete aguanta 1.770 kg. y los estantes y la mesa hasta 300 kg. Los muebles vienen embalados y se montan mediante diversos pliegues en pocos minutos, sin necesidad de herramientas. Asimismo, el usuario también puede decorarlos a su gusto, con pinturas, rotuladores, tizas, ceras, etc. En cuanto a los precios, oscilan entre los 7 y los 31 euros por pieza.
En cualquier caso, los expertos ofrecen una serie de consejos a la hora de comprar un eco-mueble sin que se resienta el bolsillo:
- Empezar poco a poco, por piezas pequeñas como una silla o una mesa de noche.
- Comprar artículos «mixtos», con materiales ecológicos pero con tintura y acabado convencionales, ya que suelen ser más baratos y fáciles de conseguir.
- Adquirir muebles de madera en bruto para acabarlos en casa.
- Pedir garantías a la hora de comprar madera reciclada no certificada.
Asimismo, la reutilización y el reciclaje es otra manera de convertir a los muebles en productos ecológicos. Por ejemplo, antiguos muebles, especialmente si están hechos de maderas robustas, pueden ser restaurados o decorados para devolverles su utilidad, incluso cambiando la finalidad para la que fueron originalmente diseñados.
A la hora de desprenderse de un mueble, conviene saber que gran parte de los ayuntamientos cuentan con servicios de recogida, y que los propios consumidores pueden depositarlos en Puntos Limpios donde podrán reciclarse. Asimismo, algunas organizaciones solidarias, como Remar o Traperos de Emaús, por ejemplo, recogen a domicilio el mobiliario en desuso para restaurarlo y venderlo.
Hace unos años, Greenpeace publicaba un informe en el que recomendaba al sector seguir el ejemplo de Ikea, que había cancelado el contrato con su suministrador en Indonesia al no cumplir los requerimientos ambientales.
En el citado informe se denunciaba que la mayor parte de los muebles de teca que se venden en España, originarios del sureste asiático, provenían de un sector forestal marcado por la tala ilegal y la corrupción política. En el caso de Burma (la antigua Birmania), la dictadura militar la utiliza para mantenerse en el poder, de ahí que se la conozca internacionalmente como “madera de conflicto”, según Greenpeace.