Neumáticos basados en sustancias naturales, diseñados para gastar menos combustible, o reciclados para la fabricación de aceras o carreteras o bien para usar como combustible para otras empresas. Los fabricantes de este sector son cada vez más conscientes de la necesidad de reducir la dependencia del petróleo y de las preferencias de los consumidores por productos respetuosos con el medio ambiente. Por ello, cada vez más empresas e investigadores buscan una alternativa ecológica a los neumáticos convencionales.
Neumáticos con materiales ecológicos
Por cada uno de los mil millones de neumáticos que se fabrican al año, se requieren casi 26 litros de petróleo. La búsqueda de alternativas a este combustible no renovable es cada vez más prioritaria en este sector.
Cada neumático requiere casi 26 litros de petróleoUno de los materiales básicos de las ruedas es el isopreno, un derivado del petróleo con un alto impacto ambiental. La estadounidense Goodyear, con el apoyo de varias empresas tecnológicas, ha desarrollado una alternativa «verde», el BioIsopreno. Este material se basa en un microorganismo genéticamente modificado que fermenta el azúcar de las plantas. Sus responsables aseguran que se puede reciclar de forma más fácil que el isopreno convencional y que podrá servir para los otros usos de este material, como adhesivos, pelotas de golf o guantes quirúrgicos.
El fabricante italiano Pirelli trabaja en un tipo de caucho a partir de algas que sustituya, al menos en parte, el uso de la sílice amorfa como componente de refuerzo. Sus responsables señalan que es un material abundante y ecológico que incluso podría abaratar la producción de neumáticos.
Algunas empresas y equipos de investigación estudian diversas sustancias naturales, como el almidón de maíz, para buscar un resultado similar. Científicos de la Universidad Estatal de Oregón, en Estados Unidos, trabajan con la celulosa microcristalina, un material que se obtiene de forma fácil de casi cualquier fibra vegetal. El equipo, encabezado por los profesores Kaichang Li y Wen Bai, señalan que estos productos podrían ofrecer las mismas características de seguridad que los neumáticos convencionales y disminuir los costes de fabricación. No obstante, reconocen que harán falta más estudios para lograr comercializar ruedas con este tipo de biomateriales.
Neumáticos que gastan menos combustible
Los denominados «neumáticos eficientes» pueden ahorrar entre el 4% y el 5% de combustible frente a otros convencionales, gracias a su particular diseño. Por ello, el Ministerio de Industria (MITYC) ha puesto en marcha un Plan Renove de 20 euros por unidad, que espera beneficiar a 60.000 vehículos.
Los neumáticos convencionales podrían lograr el mismo ahorro que la subvención de 20 euros con la presión adecuada. Así lo aseguran al menos desde Michelin, cuyos responsables calculan que el 40% de los españoles lleva sus neumáticos con una presión por debajo de lo recomendado. El fabricante francés produce su modelo eficiente para Europa, el «Energy Saver», en la planta que tiene en Vitoria.
Reutilización y reciclaje de neumáticos usados
La legislación obliga a un tratamiento medioambiental adecuado de las unidades usadas, porque pueden provocar un gran impacto ambiental. Los materiales de los que se componen los neumáticos tardan más de mil años en desaparecer en la naturaleza. Si no se reutilizan o reciclan, se desaprovecha la energía y los materiales con los que se fabricaron. Abandonados en un entorno al aire libre, los neumáticos usados contribuyen a la expansión de enfermedades, al servir de refugio a insectos, y constituyen un grave riesgo de alimentar grandes y tóxicos fuegos.
Por ello, la reutilización y el reciclaje de las ruedas usadas es fundamental. Desde los años noventa, se cuenta con sistemas muy diversos que los aprovechan, entre otras cosas, para construir aceras, superficies para áreas de juegos infantiles y canchas de baloncesto, o como parte del asfaltado para nuevas carreteras.
Otra opción para aprovechar las ruedas usadas es utilizarlas como combustible. La idea consiste en destinar los neumáticos desechados a industrias que utilizan grandes hornos para producir la energía que necesitan, como las cementeras o papeleras, y en general, cualquier industria que utilice hornos para generar energía.