Algunos quizás hayan visto una nueva etiqueta al adquirir sus neumáticos, similar a la de los electrodomésticos o bombillas que informan de su eficiencia energética. Hasta ahora poner esta clasificación era voluntario, pero desde el 1 de noviembre es obligatorio para todas las ruedas comercializadas en la Unión Europea. Los neumáticos con mejores calificaciones ahorran combustible, ofrecen más seguridad y generan menos ruido y contaminación. Este artículo explica por qué los neumáticos deben ser cada vez más eficientes, señala tres claves para entender el nuevo etiquetado y ofrece consejos para mejorar las ruedas.
Los neumáticos deberán ser más eficientes
Los neumáticos son responsables de hasta el 20% de consumo de combustible del vehículo y, por tanto, lograr que gasten lo menos posible supone una ventaja tanto para el bolsillo como para el medio ambiente. El consumo de petróleo tiene un impacto en su forma de contaminación y en la emisión de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático. La Comisión Europea estima que la mejora de las ruedas a partir de la nueva etiqueta podría reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en 20 millones de toneladas al año.
Un vehículo con neumáticos de clase A ahorra medio litro de combustible por cada cien kilómetrosLa nueva etiqueta es consecuencia de una ley europea para mejorar la eficiencia de los neumáticos sin reducir la seguridad y dentro de unos márgenes de emisiones de ruido. La idea es que los consumidores conozcan estos datos y decidan en consecuencia, además de obligar a los fabricantes a que sus modelos sean cada vez más eficientes. De forma similar a como ocurre con las bombillas, se impone un calendario de eliminación progresiva de los modelos que más consumen:
- A partir también del 1 noviembre no se podrán fabricar neumáticos de eficiencia energética G (los más derrochadores), ni de clase F o G en agarre en mojado; a partir del 1 de noviembre de 2014 no se podrán vender. Se deja, por tanto, dos años de retirada progresiva del mercado de estos modelos.
- A partir del 1 de noviembre de 2016 no se podrán fabricar ruedas de eficiencia energética F. Dos años después tampoco se podrán poner a la venta.
El nuevo etiquetado se aplica a los turismos, vehículos comerciales, todoterrenos, camiones, autocares y autobuses. Los neumáticos clasificados como recauchutados, con clavos, off-road, competición y colección quedan excluidos.
El incumplimiento del etiquetado lleva asociado unas sanciones según la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. El infractor podría tener que pagar unas sanciones de hasta 3.005,06 euros (infracciones leves), de hasta 15.025,30 euros (graves) y de hasta 601.012,10 euros (muy graves).
Los fabricantes tienen que ofrecer estos datos en toda su información comercial y añadirlo como una pegatina en las ruedas. Los distribuidores también tienen que incluirlo en las facturas que hagan a los consumidores y deben publicar en sus páginas web calculadoras de ahorro de combustible, para que los ciudadanos sepan cuánto se puede disminuir en el consumo y las emisiones de CO2. El consumidor puede exigir que le enseñen las etiquetas de los neumáticos que le vendan antes de adquirirlos.
Tres claves para entender el nuevo etiquetado de neumáticos
La nueva etiqueta de los neumáticos ofrece tres bloques básicos de información:
Eficiencia energética: utiliza las clases de eficiencia de combustible que van desde las mejores prestaciones (color verde y clase A) a las que más consumen (color rojo y clase G). Un vehículo con neumáticos de clase A ahorra un 7,5% de combustible (medio litro por cada cien kilómetros en un coche con un consumo de siete litros por cada cien kilómetros), según un reciente informe del Real Automóvil Club de Cataluña (RACC), en colaboración con la empresa Michelin.
Agarre en suelo mojado: característica básica de seguridad, se relaciona con la capacidad de las ruedas para detener un vehículo de manera rápida en carreteras mojadas. La clase A es la que más agarre ofrece y la G la que menos. Según el informe del RACC y Michelin, un vehículo con neumáticos de agarre de clase A puede frenar hasta 18 metros antes que otro con neumáticos de agarre G (un 30% más de distancia de frenada).
Ruido: emitido al entorno por la fricción de la rueda, se mide en decibelios. Cuantas más ondas aparecen en el símbolo de la etiqueta, más ruido produce el neumático. Para promover los neumáticos de bajo ruido, la normativa europea añade la disposición de una nueva marca que muestra una rueda con orejeras si el nivel de ruido está por debajo de 68 decibelios (clase C1, turismos), de 69 decibelios (clase C2, vehículos de transporte ligero) o 70 decibelios (clase C3, vehículos de transporte pesado).
Consejos para mejorar los neumáticos
Los neumáticos de un vehículo en buen estado no deberían cambiarse por mucho que unos nuevos sean más eficientes. Además del evidente gasto económico, se produce un consumo de materiales y de residuos que conviene evitar. Sin embargo, el consumidor todavía puede ahorrar combustible y emitir menos CO2 con sus ruedas actuales. Según Michelin, el 40% de los españoles lleva sus neumáticos con una presión por debajo de lo recomendado. Llevarlos de forma adecuada ahorra dinero y mejora la capacidad de maniobrar y la distancia de frenado, según dicho fabricante.
En el próximo cambio de ruedas conviene estar atentos si hay un Plan Renove para adquirir los modelos más eficientes de forma más económica. El año pasado el Gobierno lanzó uno pero no tuvo el efecto deseado. De los 240.000 neumáticos eficientes que podrían haberse acogido a los 80 euros de subvención solo se cambiaron 70.000. No obstante, dado que la Comisión Europea aconseja a los Estados miembros que ofrezcan ayudas para comprar ruedas como mínimo de clase C y que el nuevo etiquetado ya es obligatorio, parece lógico pensar que habrá más Planes Renove. No obstante, si se tienen que cambiar ya, no hay que esperar. La seguridad es lo primero.