El Real Decreto 106/2008 sobre pilas y acumuladores y la gestión ambiental de sus residuos ya está en vigor. Su objetivo es facilitar y aumentar su recogida selectiva y su correcto reciclaje, de manera que se reduzca su impacto en el medio ambiente y se ahorre en energía y recursos. Para ello, los fabricantes deben hacerse cargo de la gestión de las unidades usadas. Los consumidores pueden devolverlas sin coste alguno a los distribuidores en el momento de la venta de otros productos similares.
Cómo afecta la nueva ley a consumidores y productores
El mercado europeo mueve anualmente cerca de 800.000 toneladas (tn) de baterías de automóviles, 190.000 tn de baterías industriales y 160.000 tn de pilas y acumuladores portátiles, según datos de la Comisión Europea. Estos productos contienen metales pesados peligrosos para el medio ambiente y la salud, como el plomo, el mercurio o el cadmio. Una gran parte de ellos termina en los vertederos, lo que puede acabar contaminando las aguas subterráneas y, en última instancia, a la población.
La nueva ley, una transposición de la Directiva europea 2006/66/CE, trata de minimizar estos riesgos y promover la correcta recogida y reciclado de estos productos. Para ello, prohíbe la comercialización de pilas y acumuladores con más de 0,0005% de mercurio en peso y 0,002% de cadmio en peso, con excepción de los dispositivos de emergencia y de alarma, los equipos médicos o las herramientas eléctricas inalámbricas.
El real decreto también añade que todas las pilas y acumuladores portátiles y de automoción deberán indicar de manera visible, legible e indeleble su capacidad energética, el símbolo químico del metal pesado que contengan y el símbolo de recogida selectiva. Ahora bien, las pilas y acumuladores que ya están legalmente en el mercado no tienen que ser retirados ni deben cambiar su etiquetado.
De esta manera, el consumidor cuenta con más información para elegir entre los diferentes modelos y concienciarse para su entrega selectiva. En el caso de los distribuidores, la ley les obliga a recoger los productos usados que los consumidores les entreguen en el momento de la venta de otros similares, y sin coste alguno.
En este sentido, los distribuidores y productores deben poner a disposición de los consumidores sus propios sistemas de gestión, y si no cuentan con ellos, deberán contribuir económicamente a los sistemas públicos. Estos sistemas pueden ser puntos urbanos de recogida, establecimientos comerciales de los distribuidores, puntos limpios, talleres de automoción, etc. Para un mejor conocimiento de todas las novedades, se llevarán a cabo campañas informativas, también a cargo de los productores.
Asimismo, se imponen unas fechas límite y cifras mínimas de recogida y reciclado de obligado cumplimiento: en 2012 el 25% y en 2016 el 45%. No obstante, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) se ha propuesto alcanzar dichas cifras un año antes de las fechas señaladas.
Los procesos de reciclado también están obligados a cumplir unos mínimos de eficiencia. Con ello, la nueva norma quiere fomentar el desarrollo de nuevas tecnologías de reciclado y tratamiento rentables e inofensivos con el medio ambiente para todos los tipos de pilas y acumuladores.
Reciclaje de pilas en España
Según la Fundación para la Gestión Medioambiental de Pilas (Ecopilas), que reúne a las empresas responsables del 75% del total de pilas puestas en circulación, en España se consumen anualmente unos 322 millones de pilas. Por su parte, el MARM reconoce que el reciclado de pilas en España apenas alcanza el 20%.
Una sola pila alcalina puede contaminar 175.000 litros de agua
Por su parte, Ecopilas ha realizado diversos estudios sobre los sistemas de recogida y reciclaje de pilas y baterías en España para poder prepararse de cara a la implantación de la nueva normativa europea.