Los consumidores ya no tendrán dudas para identificar un alimento elaborado de manera ecológica en la Unión Europea (UE). A partir de julio, un nuevo y único logotipo obligatorio certificará que el producto que la lleve ha pasado los exigentes controles europeos para este tipo de alimentos. Los responsables comunitarios quieren así facilitar el consumo de estos productos que consideran buenos para el medio ambiente y para los consumidores actuales y de las próximas generaciones.
Imagen: Dusan Milenkovic
Los consumidores europeos quieren cada vez más productos ecológicos. Según datos de la UE, se estima que este mercado crece a un ritmo anual de entre un 10% y un 15%, y que la aportación de los alimentos ecológicos al total del mercado alimentario europeo se incrementó del 0,5% al 4% entre 1997 y 2006.
Conscientes de ello, la Comisión Europea (CE) ha dado a conocer la nueva etiqueta que será obligatoria a partir de julio en los alimentos producidos en la UE de manera respetuosa con el medio ambiente. Hasta ahora, adjuntar una etiqueta que señalara esta procedencia era una medida voluntaria. El nuevo logotipo, denominado «eurohoja», consiste en una etiqueta verde con las estrellas blancas de la UE, repartidas en forma de hoja de árbol. Los consumidores podrán reconocer así mejor los productos ecológicos hechos en los Países Miembros sin necesidad de logotipos específicos de cada país.
El mercado ecológico europeo crece a un ritmo anual de entre un 10% y un 15%
Junto a la etiqueta se podrán colocar otros distintivos de carácter privado, regional o nacional. Los productos deberán llevar el nombre del último operador que lo gestionó, ya sea el productor, el transformador o el vendedor, así como el nombre y el código del organismo de inspección.
Uno de los objetivos del nuevo etiquetado es evitar la confusión entre los consumidores. Los productos que no se elaboren de acuerdo a las normas ecológicas ya no podrán utilizar cualquier término del tipo ecológico, bio, eco, etc., incluido el uso de estos apelativos en marcas registradas, o su aparición en el etiquetado o en la publicidad.
Un producto con esta nueva etiqueta deberá garantizar que, como mínimo, un 95% de sus ingredientes se han elaborado de manera ecológica; que cumple con las normas del plan de inspección oficial; que proviene de forma directa del productor o del transformador en un envase sellado; que no contiene organismos modificados genéticamente (OMG) a no ser que estos se hayan incorporado al producto de manera no intencionada y que su proporción en el ingrediente sea menor del 0,9%; y que identifica al productor, al transformador o al vendedor y al organismo de inspección. A los operadores que no cumplan con todos los requisitos se les podrá retirar su certificación ecológica.
La etiqueta deberá indicar el lugar en el que se produjeron las materias primas agrícolas («UE», «no-UE» o el nombre del país, dentro o fuera de la UE, donde el producto o sus ingredientes se cultivaron). Los productos ecológicos de terceros países no tendrán obligación de llevar esta etiqueta, pero su distribución en el mercado común europeo sólo estará permitida si se han elaborado y controlado en condiciones similares a las de la UE. La CE y los Estados miembros autorizarán y seguirán a los organismos de control que trabajan en terceros países.
Cómo debe producirse un alimento ecológico
Según los responsables de la UE, la agricultura ecológica proporciona al consumidor alimentos frescos, sabrosos y auténticos, al tiempo que respeta los ciclos vitales de los sistemas naturales. Para ello, se procura que los alimentos sean de temporada y producidos lo más cerca posible de los consumidores.
Según los responsables de la UE, la agricultura ecológica proporciona alimentos frescos, sabrosos y auténticos
Los productores agrícolas o ganaderos que quieran reconocer sus alimentos como ecológicos tienen que cumplir una serie de requisitos, como la rotación de cultivos, la limitación muy estricta en el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos, antibióticos para ganado, aditivos y similares, la prohibición del uso de OMG o el aprovechamiento de los recursos locales, como el estiércol para la fertilización o alimentos para el ganado producidos en la propia granja. Además, deben utilizar especies adaptadas a las condiciones locales, criar ganado en zonas al aire libre y con alimentos naturales, formar parte de una cadena de suministro ecológica o usar semillas producidas de forma ecológica, que se pueden consultar en la base de datos de la UE.
La nueva etiqueta ecológica europea se podrá aplicar a productos vivos o sin procesar, alimentos preparados, pienso para animales, y semillas y material de reproducción. Quedan excluidos los productos para la caza y la pesca de animales salvajes.
Para poder utilizar el certificado, los productores deberán pasar por un periodo de adaptación de dos años como mínimo. Si desean simultanear el método ecológico con el convencional, tienen que separar de forma clara ambas actividades. Toda la cadena de producción estará sujeta a inspecciones por parte de organismos o autoridades que garantizan la conformidad con la normativa.
La adopción del nuevo logotipo es una de las iniciativas contempladas tras la entrada en vigor, el 1 de enero de 2009, del nuevo reglamento europeo para la producción, control y etiquetado de productos ecológicos. La nueva normativa aumenta el nivel de exigencia para garantizar que los consumidores reciben alimentos de calidad y que protegen el medio ambiente, la biodiversidad y a los animales destinados a la alimentación humana.
La UE dispone de diversas instituciones para proteger y fomentar estas prácticas, como el Comité Permanente de Agricultura Ecológica. Por su parte, la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea es la encargada de aumentar la concienciación sobre la agricultura y producción ecológica entre los consumidores de la UE. En su web ofrece todo tipo de información sobre este tipo de producción.
La elección del nuevo logotipo ha sido un proceso que ha contado con la participación de miles de europeos: 3.422 participantes enviaron su propuesta de diseño. El jurado, entre cuyos miembros estuvo el ciclista Miguel Indurain, preseleccionó tres finalistas para que pudieran ser elegidos por Internet. Tras un periodo de votación de dos meses, el diseño del estudiante alemán Dusan Milenkovic obtuvo el 63% de los más de 130.000 votos, frente a sus otros dos competidores. Los requisitos para ganar la competición exigían que el logo fuera reconocible dentro y fuera del mercado comunitario y fácil de recordar y de relacionar con la agricultura ecológica de la UE sin recurrir a palabras o letras.
Los responsables de Agricultura de la CE han señalado que a partir de su entrada en vigor se realizará una campaña para dar a conocer la nueva etiqueta entre los ciudadanos y concienciar sobre la importancia de la agricultura y la ganadería ecológicas.