Si el proyecto realizado por la organización conservacionista Oceana recibe el visto bueno de las autoridades, la ría de Muros (A Coruña), podría convertirse en la primera zona marina protegida para la conservación de cetáceos de todo el litoral español. El coordinador de esta iniciativa, Ricardo Aguilar, explicó ayer en Santiago de Compostela que la creación del área protegida resulta del estudio «Cetáceos del área galaico-cantábrica» elaborado el año pasado por técnicos de la organización.
La Directiva Hábitats prevé la creación de áreas de conservación para las poblaciones de delfín mular y marsopa
El proyecto se inscribe en la Directiva Hábitats de la Unión Europea (UE), que prevé la creación de áreas de conservación para las poblaciones de delfín mular y marsopa, catalogadas como especies prioritarias. Precisamente, las islas Sisargas, en el litoral coruñés, junto al ámbito de la ría de Muros, albergan las últimas poblaciones sanas de esas amenazadas especies. Por ello, Oceana pide que aquéllas se incluyan dentro del Parque Nacional de las Islas Atlánticas (que engloba los archipiélagos de Cíes, Ons y Sálvora, frente al litoral sur de Galicia).
En el estudio se explica que sólo cinco de las 27 especies de cetáceos observadas en las costas gallegas son residentes estables y únicamente las dos citadas requieren una protección especial dada la disminución de sus poblaciones, al ser especialmente sensibles a la acción humana.
Un primer paso
El Convenio de Biodiversidad busca que las reservas marinas lleguen a ocupar el 10% de las aguas jurisdiccionales de cada país
En cualquier caso, la creación de esta reserva, según Ricardo Aguilar, todavía resultaría insuficiente a tenor de las recomendaciones de la UE, que se basan en el Convenio de Biodiversidad de la ONU, el cual prevé la creación de reservas marinas en todo el mundo, hasta ocupar un 10% de la totalidad de las aguas jurisdiccionales de cada país.
El área de Sisargas y la ría de Muros no llegaría a ocupar el 0,5% de la superficie marina requerida por el mencionado Convenio, por lo que supondría un primer paso para acercarse a las recomendaciones de Naciones Unidas.
Por otra parte, Aguilar explicó que la protección de estas zonas redundaría en la mejora de otras especies como la merluza, que actualmente sufre una fuerte sobreexplotación, las algas laminarias o los bosques de corales amarillos. Además, los fondos arenosos favorecerían el desarrollo de otras especies como fanecas, jureles y lanzones.
La marsopa común o tonina (“Phocoean phocoena”) ha desparecido de amplias áreas, como el Mediterráneo, o se encuentra en serio riesgo de extinción en otras, como en el Báltico, afirma Oceana. La organización dice que la especie ya sólo es abundante en el mar del Norte, mientras que el resto de poblaciones se han visto “fuertemente reducidas”. En cuanto al delfín mular o arroaz (“Tursiops truncatus”), en la mayoría de Europa quedan únicamente poblaciones pequeñas y muy fragmentadas.
En el caso de la Península Ibérica, la marsopa ha desaparecido del Mediterráneo y del Cantábrico, y sólo quedan algunas pequeñas poblaciones en la zona comprendida entre Galicia y Portugal, con algunos ejemplares visitando el golfo de Cádiz. El delfín mular aún se encuentra presente en todas las aguas ibéricas, pero sus poblaciones son muy reducidas y tienen serios problemas debido a las capturas accidentales y a la contaminación marina, advierte Oceana.
Ambas especies son predominantemente costeras y les gusta habitar aguas poco profundas -de menos de 50 metros de profundidad-, aunque en ocasiones se aventuran hasta el borde de la plataforma continental.