Un equipo de paleontólogos liderado por el profesor Xing Xu, de la Academia China de Ciencias, ha descubierto en Mongolia Interior los restos de un dinosaurio con apariencia de ave que vivió hace unos 70 millones de años, a finales del Cretácico. El «Gigantoraptor erlianensis» medía cinco metros de alto y ocho de largo, y pesaba 1.400 kilos, lo que le convierte en el animal emplumado más grande conocido. Este récord lo ostentaba hasta la fecha el «Dromornis stirtoni», que corrió por tierras australianas hace entre ocho y seis millones de años.
Xing y sus colaboradores han roto con este hallazgo lo que parecía un patrón en la evolución que condujo de los dinosaurios a las aves. Hasta este momento se creía que los dinosaurios carnívoros habían ido reduciendo de tamaño según iban teniendo más apariencia de ave. «Gigantoraptor erlianensis» demuestra que no fue así.
Los restos del animal -patas, vértebras, y parte de la pelvis y del cráneo- han llevado a los paleontólogos chinos a definir una nueva especie dentro de los oviraptores, un grupo de pequeños dinosaurios alados no voladores que raramente superaban los 40 kilos. El «Gigantoraptor» es 300 veces más grande que «Caudiptteryx» y «Protarchaeoptery», de su mismo grupo y que ya tenían plumas en las extremidades y otras partes del cuerpo. Los análisis de los fósiles han revelado que el animal viviría unos 18 años -el ejemplar desenterrado tenía unos 11 al morir- y que, además, crecía muy rápidamente.
El «Gigantoraptor» era uno de los dinosaurios que caminaban a dos patas más rápidos del Cretácico. Tenía brazos alados terminados en garras y rostro de tortuga. Los científicos aún no han determinado si era herbívoro o carnívoro. Pero su largo cuello apunta a lo primero; y las garras de 20 centímetros, a lo segundo. Algunos expertos sostienen que su dieta pudo estar compuesta por moluscos, semillas y huevos de otros dinosaurios.