El coche privado protagoniza la movilidad urbana y la forma de estructurar las ciudades. El desplazamiento a los centros educativos no es una excepción. Las consecuencias: más atascos, más contaminación, y una peor salud. El pedibús pretende cambiar dicha situación. Esta iniciativa, cada vez más utilizada en todo el mundo, organiza grupos de escolares para llegar a pie a su colegio acompañados de uno o más adultos. Este artículo explica las ventajas de ir andando al colegio, cómo organizar un pedibús, y algunas iniciativas destacadas.
Ventajas del ir andando al colegio
Los impulsores del pedibús señalan las siguientes ventajas de que los estudiantes vayan a pie a sus centros educativos:
Ir andando al colegio mejora el medio ambiente, la salud y ahorra dinero
Ambientales: Los coches son la principal causa de contaminación atmosférica en las ciudades al emitir gases nocivos como los óxidos de nitrógeno (NOx), y también contribuyen al cambio climático al expulsar gases como el dióxido de carbono (CO2). El pedibús reduce su uso y mejora así la calidad del aire urbano. Además, es un sistema de educación ambiental que inculca a los más jóvenes las bondades de caminar y de no usar el coche.- Sanitarias: El rendimiento intelectual y físico de los estudiantes mejora, a la vez que sufren menores problemas de obesidad, según diversos estudios científicos.
- Económicas: Al reducir el uso del coche privado, sus usuarios gastan menos en combustible y mantenimiento. La reducción de la contaminación se traduce en un menor impacto para la salud ciudadana y por tanto un menor gasto para la sanidad pública. Al reducirse los atascos en las horas punta, la productividad mejora.
- De seguridad vial: Los automovilistas conducen con más cuidado al ver a los estudiantes en grupo y con una señalización adecuada. Se benefician así tanto los integrantes del pedibús como las zonas por las que transcurre el grupo. Los accesos a los colegios se vuelven más transitables y menos caóticos y se reduce el riesgo de atropello.
- Psicológicas: Caminar es más relajante que ir en coche. Además, según una encuesta realizada a los participantes de una iniciativa de pedibús en San Sebastián, los niños prefieren esta forma de desplazarse cuando la prueban, y se vuelven más autosuficientes y responsables consigo mismos y con los más pequeños del grupo.
- Sociales: Los estudiantes hacen amistades e interactuan entre ellos y con los responsables del grupo.
Cómo organizar un pedibús
Las posibilidades para iniciar un pedibús son diversas. Los grupos se pueden organizar de manera informal, entre varias familias de una urbanización, una calle o un barrio. Al poder alternarse el desplazamiento y vigilancia de los escolares, se evita que padres o abuelos tengan siempre que hacerse cargo.
Si los alumnos se encuentran demasiado lejos, se puede combinar con otros sistemas de desplazamiento más sostenibles, como el transporte público o la bicicleta. En este último caso se han puesto en marcha varias iniciativas denominadas «bicibús». Y si no queda más remedio que utilizar el coche, al menos se puede aparcar en un punto de encuentro desde el que se pueda acabar el recorrido a pie.
La mejora de la calidad vial y ambiental de un municipio es una buena razón para que ayuntamientos, diputaciones o cualquier ente local o regional organicen sistemas más formales de pedibús. Para que el proyecto tenga éxito, es esencial la coordinación de todos los interesados: centros educativos, asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPA), y los responsables y expertos institucionales de movilidad urbana. La realización de un estudio previo con las mejores rutas, la señalización de las zonas de tránsito del pedibús o incluso la pacificación del tráfico por dichas rutas, o una adecuada información y campaña de educación y sensibilización son también fundamentales.
Las nuevas tecnologías también ayudan a los impulsores de pedibuses. Trazeo es una aplicación de móvil que facilita la creación de grupos de pedibús y su seguimiento. Sus usuarios pueden comunicarse entre ellos, visualizar en un mapa por dónde va el grupo y el momento en el que llegan al centro, e informa de los kilómetros recorridos, el ejercicio realizado por los niños, y el ahorro de combustible o el CO2 no emitido al haber evitado el coche.
Iniciativas destacadas de pedibuses
La idea del pedibús se creó en Australia en 1992 por David Engwicht, un activista que lucha desde hace décadas por reducir el impacto de los coches en las ciudades. El «walking school bus» (autobús escolar caminante), como lo bautizó, se extendió a Nueva Zelanda, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y algunos países de Europa. En el año 2000 se señaló a octubre como mes internacional de ir a pie a la escuela, el «Iwalk«. Unos 40 países de todo el mundo toman parte en la actualidad.
En España se pueden encontrar varios programas de pedibús. Impulsados en su mayoría por instituciones públicas y centros escolares, reciben nombres muy variados: «Bus a peu» en Granollers, «Caminos Escolares» en Pontevedra, «Camino al colegio, camino amable y seguro» en Puerto Real, «Rutas Escolares Seguras» en Ávila, «Rutas Seguras» en Valencia, «Caminos Escolares» en Rivas (Madrid), etc.