Las dunas son vitales para que siga habiendo playas, pero se las ha maltratado o arrinconado. Por ello, muchos arenales han desaparecido o se han tenido que mantener aportando arena de manera artificial, con el consiguiente gasto económico. Expertos en estos sistemas naturales explican en este artículo por qué hay que proteger a las dunas, cómo se encuentran en España y qué se está haciendo y qué se debe hacer para cuidarlas y recuperarlas.
Dunas: por qué hay que protegerlas
Las dunas de las playas españolas se encuentran en estado «crítico», señala un expertoLas dunas se han considerado «un montón de arena, un espacio abandonado, se las ha fijado plantando pinos, se han machacado para urbanizar e incluso se han usado como material de construcción», explica Xisco Roig, doctor en Geografía y consultor ambiental, especializado en geomorfología, que destaca que «no se entiende la playa si no hay dunas, con ellas se garantiza el sistema».
Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante (UA), especializado en Ordenación del Territorio, Climatología y Riesgos Naturales, destaca varias razones para protegerlas:
- Son una reserva de arena para la propia regeneración natural de las playas. Los vientos dominantes en las zonas costeras tienen un circuito de movimiento natural de las arenas, hacia el interior en unos casos y hacia la playa en otros.
- Son elementos del paisaje de enorme valor ecológico. Establecen una transición natural entre la línea de costa y las tierras interiores del litoral. En muchas zonas del Mediterráneo y del Cantábrico los cordones dunares establecen la transición entre el mar y espacios de humedales costeros.
- Poseen una riqueza de fauna y de vegetación exclusiva de estas áreas de tránsito entre aguas saladas y semidulces o dulces. Singularizan las costas de nuestro país, donde crecen especies endémicas protegidas por la Directiva Hábitat de la Unión Europea (UE).
Por ello, si los cordones de dunas son alterados o eliminados, explica Olcina, las playas pierden su alimentación natural y entran, en general, en procesos de pérdida progresiva de arenas que deberán compensarse con aportaciones por la mano del ser humano. En otras palabras, el mantenimiento de estas playas artificializadas tendrá un coste económico que deberá realizarse con regularidad si no quieren perderse.
Cómo se encuentran las dunas en España
Las dunas en España se encuentran en estado «crítico», denuncia Xisco Roig. Según este experto, han desaparecido muchas. Y cita los casos de Valencia, Barcelona, Alicante o Castellón: «Donde se construyeron espigones y no se tuvieron en cuenta los dinamismos de las dunas, las playas desaparecieron».
Jorge Olcina señala que hay dunas que se han «arrasado» por el primer desarrollo urbanístico del litoral desde los años sesenta del siglo pasado. Según este experto, en la actualidad, a pesar de haber perdido muchos kilómetros de dunas, los que se han «salvado» han quedado protegidos por diversas normativas, como la Ley de Costas de 1988 o diversas leyes autonómicas.
No obstante, Olcina recuerda que no hay un plan estatal de recuperación de espacios dunares y que hay «situaciones diversas» según las comunidades autónomas: «Algunas han desarrollado planes de recuperación, conservación o adaptación para un uso turístico sostenible, como en el País Vasco, pero en otras no hay nada».
Roig también reconoce que hay planes de conservación y recuperación, pero «no son válidos en muchas ocasiones, porque las playas se siguen gestionando mal».
Qué hacer para cuidar y recuperar las dunas
Los expertos consultados ofrecen varias ideas para recuperar y proteger las dunas. Jorge Olcina sugiere seguir el ejemplo francés, de manera que las instituciones adquieran áreas litorales en manos privadas para formar un banco público de suelo litoral. «No tiene sentido proteger un cordón dunar y, a pocos metros, permitir urbanizaciones turísticas que destruirán su propia dinámica natural», asegura. En el caso concreto español, el catedrático de la UA propone que las administraciones central y autonómicas lleguen a acuerdos para una protección integral, tanto en la parte de dominio público estatal, como en el área circundante a los cordones dunares.
Xisco Roig recomienda reducir los paseos marítimos en volumen y la desurbanización de las zonas más castigadas. «Es costoso, pero se puede hacer», asegura, y para ello cita como ejemplo un proyecto del que formó parte en la Costa Brava. Además, Roig reclama planes de seguimiento del estado de las dunas. «Algunas universidades los hacen, pero con criterios academicistas, no tienen en cuenta la gestión real de la playa», argumenta.
Ambos expertos coinciden en la importancia de concienciar a los ciudadanos para que conozcan el valor de las dunas y puedan respetarlas y reclamar a las instituciones planes de actuación. «Debemos cumplir las normas de prohibición de ocupación de los cordones dunares y respetar las zonas de acceso a las playas o los senderos establecidos para las visitas a estos espacios», subraya Olcina. Por su parte, Roig recomienda unirse a ONG locales e internacionales para presionar a las instituciones y evitar actuaciones que destrocen las dunas.