La acuicultura está en auge. El 54 % de los alimentos de origen acuático que consumimos en el mundo procede de granjas de cultivo, y nuestro país no está al margen de esta tendencia. Todo lo contrario. Durante 2019, España produjo 342.900 toneladas de productos acuícolas, que supusieron 501 millones de euros de volumen de negocio (valor de la primera venta). ¿Sabes cuáles son las especies que crían, cómo se cuida a estas especies y dónde se encuentran estas granjas? Lo explicamos a continuación.
Acuicultura: las especies que se crían en España
En 2019, la producción de acuicultura en España se distribuyó entre las siguientes especies:
- Mejillón: 261.500 toneladas
- Lubina: 27.300 toneladas
- Trucha arcoíris: 18.955 toneladas
- Dorada: 13.500 toneladas
- Rodaballo: 8.258 toneladas
Zonas de acuicultura
España cuenta, además, con gran disponibilidad de recursos hídricos sobre los que realizar la acuicultura, tanto en el ámbito marino (8.000 kilómetros de costa), como en el continente: nueve grandes ríos, numerosos cursos fluviales menores, lagos y una capacidad de agua embalsada superior a los 55.000 hm3. Por regiones, la producción se distribuye en cinco áreas:
Imagen: Eroski Consumer
- 1. Área Noroeste. Para la producción de mejillón, almeja y rodaballo, con Galicia como principal región productiva.
- 2. Área Continental. Para la producción de trucha y esturión.
- 3. Área Mediterránea. Para las producciones de dorada, lubina y corvina. Abarca la Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Almería y Granada.
- 4. Área Sur-Atlántica. Cádiz y Huelva para la producción de dorada y lubina en zonas intermareales (esteros).
- 5. Área de Canarias. Para la producción de dorada y lubina.
Piensos y salud: ¿cómo se cuida el bienestar de los peces de acuicultura?
La salud de los peces es uno de los aspectos esenciales de la viabilidad del sector. Hay que asegurar un ambiente saludable que proteja su bienestar, pero en ocasiones estos pueden enfermar y, cuando pasa, es muy habitual que se infecten todos, incluso estando en diferentes tanques, ya que las aguas están conectadas.
Cuando es necesario, se tienen que utilizar medicamentos para poder controlar las enfermedades, pero este uso se realiza siempre siguiendo la prescripción y supervisión de veterinarios profesionales y cumpliendo la estricta normativa nacional y europea. “Nunca se usan estos productos de manera preventiva o como promotores de crecimiento. Además, se respeta escrupulosamente el denominado periodo de supresión, es decir, el tiempo necesario para su completa eliminación del pez (cuatro-cinco semanas). Esto garantiza que nunca se ponga en comercialización pescado con restos de antibiótico u otras sustancias de uso veterinario en su cuerpo”, explica Garazi Rodríguez, responsable de Apromar, la asociación que agrupa al 95 % de las empresas productoras en nuestro país.
La preocupación fundamental que existe por el uso del antibiótico no es que los restos del medicamento lleguen al consumidor, sino en evitar la creación de genes resistentes a los antibióticos, es decir que se produzca un cambio en el ADN de las especies y que estas se hagan resistentes a las bacterias. Lograr reducir completamente su empleo depende de los avances que se hagan en las vacunas para peces.