📌 Ya estamos en WhatsApp y Telegram. ¡Entra y síguenos!
Rescatar bienes no vendidos para combatir la pobreza
El desperdicio no se limita a los alimentos. Cada año, las empresas desechan productos nuevos no vendidos, valorados en 400 millones de euros. Artículos como electrodomésticos, libros y ropa terminan en vertederos o incineradoras, generando un impacto ambiental significativo.
Para combatir esta problemática, han surgido iniciativas como el banco de productos Acompartir. “Nacimos con la misión de aliviar la pobreza y el objetivo de ofrecer una solución sostenible a la acumulación de productos no alimentarios invendidos por parte de fabricantes y distribuidores”, explica Leticia López-Cotelo, fundadora de esta iniciativa.
Desde hace 11 años, rescatan productos nuevos de primera necesidad para ayudar a personas en situación de exclusión social. Hasta la fecha, han recuperado 3,5 millones de kilos de productos donados por más de 200 empresas, que luego distribuyen entre diversas organizaciones sin ánimo de lucro en áreas como inclusión social, asistencia a personas vulnerables, educación, deportes, sinhogarismo y salud.
“Lo que comenzó como una pequeña iniciativa para dar una vida a los invendidos se ha convertido en una plataforma nacional que conecta a cientos de empresas con más de 650 ONG que llegan a 2 millones personas en situación de vulnerabilidad”, comenta la impulsora de Acompartir.
Productos básicos no alimentarios en perfecto estado
En Acompartir gestionan una amplia gama de productos no alimentarios, desde accesorios para el hogar, electrodomésticos, juguetes, material escolar y de oficina, hasta artículos de limpieza, higiene personal, ropa o calzado. Provienen de excedentes de artículos nuevos que no se han vendido, han sido descatalogados, obsoletos o devueltos por los usuarios, y que las empresas ya no utilizan. No aceptan productos que no cumplan con las normativas de seguridad, caducados o no estén en condiciones de uso.
Los más solicitados son los de higiene y limpieza y, en concreto, detergente y pañales. Estos artículos son de gran demanda, especialmente en organizaciones que hacen repartos, pero no siempre están disponibles en grandes cantidades. “Pero repartimos de todo, desde fertilizantes, insecticidas, motosierras, pilas, colchones, toallas, bicicletas, balones, cafeteras, neveras, champú, maquillaje… ¡de todo!”, cuenta la fundadora.
Acompartir tiene presencia en toda España gracias a su plataforma digital y a una red logística, que, asegura López-Cotelo ,“nos hace únicos y nos permite gestionar los productos de manera eficiente». Esta infraestructura les permite distribuir los productos a cualquier punto del país. “Nuestra estructura está diseñada para operar de manera eficiente a nivel nacional, lo que nos permite llegar a comunidades en diversas regiones y apoyar a organizaciones en prácticamente cualquier localidad”, añade.
Red europea de solidaridad
Acompartir no está sola en su misión. Es parte de la Alianza Goods to Give (G2G), una red europea que agrupa a las principales entidades receptoras de donaciones de productos no alimentarios de Francia (ADN France), Bélgica y Holanda (Goods to Give) y España (Acompartir). Juntas, estas organizaciones impulsan un movimiento económico y social para abordar dos grandes problemáticas: la pobreza y la contaminación ambiental.
Alianza Goods to Give (G2G), matiza López-Cotelo, ha permitido que en Acompartir observen cómo otros países gestionan la redistribución de productos no utilizados. “Una de las diferencias clave es la sofisticación y madurez de los sistemas de economía circular en países como los Países Bajos o Alemania, donde las empresas están más integradas en estos procesos de reutilización de productos”, aclara la fundadora.
De esta colaboración internacional también han aprendido sobre la importancia de la transparencia y trazabilidad en las donaciones, asegurando que los productos lleguen a quienes realmente los necesitan. “La trazabilidad es un pilar fundamental en nuestro modelo de operación. Nos aseguramos de que cada producto donado sea rastreado desde el momento en que sale de la empresa donante hasta que llega a las organizaciones beneficiarias”, puntualiza López-Cotelo.
La sostenibilidad comienza al dar una segunda vida a lo que no se vende
La aprobación en 2022 de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, que eliminó el IVA en las donaciones a entidades sin ánimo de lucro, ha facilitado la colaboración entre empresas y organizaciones benéficas. Por ello, ha proporcionado un gran impulso al Banco de Productos Acompartir.
Más de 200 empresas, entre fabricantes y distribuidoras, han encontrado en esta iniciativa un socio estratégico que les ofrece un triple impacto: social, económico y medioambiental. La colaboración con este banco de productos también tiene un enfoque sostenible, ya que evita la destrucción de mercancías, lo que genera un impacto positivo en el medio ambiente.
Para los donantes, las ventajas son claras: liberan espacio en sus almacenes, reducen costos logísticos, obtienen incentivos fiscales y mejoran su imagen pública al alinearse con iniciativas de sostenibilidad y responsabilidad social. “Además, al unirse a Acompartir, contribuyen a la economía circular, reduciendo el desperdicio y mejorando la vida de personas vulnerables”, destaca López-Cotelo.
A medida que crece la conciencia sobre la sostenibilidad y la responsabilidad social, se facilita la incorporación de nuevas empresas. Hoy en día, muchas buscan optimizar recursos y contribuir positivamente a la sociedad. “Acompartir ofrece una vía ideal para lograrlo al permitir que sus productos sean utilizados en lugar de destruidos”, concluye la fundadora.