La naturaleza cuenta con unos recursos limitados, por lo que un sistema económico basado en la explotación, el consumo masivo y el beneficio monetario es insostenible. Por ello, la idea de desarrollo sostenible defiende un desarrollo que tenga en cuenta esta premisa y que permita la mejora de las condiciones de vida de los seres humanos mediante una explotación racional respetuosa con el medio ambiente. Ahora bien, ¿qué es el desarrollo sostenible y cómo se consigue?
Objetivos de la agenda de desarrollo sostenible
Naciones Unidas celebrabó en Nueva York la Cumbre para aprobar la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible. «Es un hito en la agenda internacional, porque por primera vez se une la lucha contra la pobreza y la protección del medio ambiente», destacaba Amancay Villalba, asistente al evento como una de las representantes de UNESCO Etxea, el Centro UNESCO en el País Vasco.
Hasta ahora, la labor internacional por avanzar en el desarrollo humano y en la sostenibilidad había seguido caminos paralelos pero diferentes. La Agenda 2030 ha unido ambas hacia el desarrollo humano sostenible. Naciones Unidas reconocen lo que cada vez más expertos y organizaciones ambientales señalaban desde hace tiempo: el desarrollo humano solo puede ser sostenible o, dicho de otro modo, un modelo de crecimiento económico planteado para ser infinito no es posible en un planeta finito.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) continúan en la práctica los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), aprobados en 2000 con la meta fijada en 2015 para terminar con el hambre y la pobreza extrema en el mundo. Los ODS se imponen una nueva fecha, 2030, con la misma pretensión, pero incluyendo la clave ambiental.
Así, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), reconocen la necesidad de unir desarrollo humano y protección del medio ambiente. Plantean, además, varias metas para luchar contra la pobreza y proteger el medio ambiente de cara a 2030, razón por la que el Banco Mundial publicó un atlas con los principales avances y desafíos ambientales del planeta, entre los que se halla la construcción sostenible.
Definición de desarrollo sostenible: origen y evolución
La primera definición de desarrollo sostenible se encuentra en 1987 en el informe «Nuestro futuro común», fruto de los trabajos de la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada por la Asamblea de esta institución en 1983. El informe, más conocido como «Informe Brundtland«, puesto que fue coordinado por la noruega Gro Harlem Brundtland, estableció este concepto para que se compatibilizaran los aspectos ambientales, económicos y sociales desde una perspectiva solidaria. Años más tarde, en 1992, en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro de Naciones Unidas, se estableció una Comisión para el Desarrollo Sostenible con el propósito de impulsar este cambio de mentalidad. El resultado final principal de esta cumbre fue un documento, titulado Agenda 21, en el que se definía una estrategia general de desarrollo sostenible para todo el mundo, haciendo especial hincapié en las relaciones Norte-Sur.
Los asistentes a dicha cumbre elaboraron además la denominada «Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo», que tenía en cuenta este modelo de desarrollo y trataba de precisarlo mediante una serie de principios. La definición de desarrollo sostenible se asumía en el Principio 3: «Aquel desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades». Durante el mismo año que se celebraba la cumbre de Río, la Unión Europea elaboraba el V Programa de acción de la Comunidad en medio ambiente que titulaba «Hacia un desarrollo sostenible». Este Programa reconocía que el medio ambiente depende de las acciones colectivas que se tomen en la actualidad, y asumía la dificultad que suponía este cambio de mentalidad de los Estados miembros, tanto en el mundo empresarial como en los propios ciudadanos. En este sentido, el desarrollo sostenible hace referencia a la utilización de forma racional de los recursos naturales de un lugar, cuidando que no sean esquilmados para que las generaciones futuras puedan también hacer uso de ellos.
Por otra parte, algunos expertos recuerdan que el término desarrollo sostenible es una inapropiada traducción del inglés, y que se debería llamar de forma más correcta «desarrollo perdurable», ya que el desarrollo no se sostiene, sino que perdura en el tiempo. Sin embargo, como suele pasar con otros términos, su utilización ya se ha establecido lo suficiente como para que pueda modificarse aunque pueda estar utilizándose de manera equivocada.
El concepto que subyace en el término de desarrollo sostenible se ha propuesto, con otra terminología, con anterioridad. En el siglo XVIII, los economistas franceses conocidos como fisiócratas hablaban de aumentar las «riquezas renacientes» sin menoscabo de los «bienes fondo». A principios de la década de los setenta del pasado siglo, el Primer Informe del Club de Roma sobre los límites del crecimiento, junto con otras publicaciones y acontecimientos, ponía en entredicho la viabilidad del crecimiento como objetivo económico mundial. Ignacy Sachs, consultor de Naciones Unidas para temas de medio ambiente y desarrollo, propuso la palabra «ecodesarrollo» para conciliar el aumento de la producción que reclamaban urgentemente los países del Tercer Mundo, con el respeto a los ecosistemas que permitiría la habitabilidad de la Tierra. Sin embargo, el término no pareció ser del agrado de los economistas y políticos más convencionales, lo que llevó a que finalmente cayera en desuso y a que se comenzara a utilizar el citado «desarrollo sostenible».
Por ello, desde diversos foros se critica que la idea de desarrollo sostenible no se ha consolidado, debido a que se trataría de un término ambiguo que recoge un deseo general sin precisar mucho su contenido ni el modo de llevarlo a la práctica. Así, la mayor parte de la indefinición vigente procedería del intento de conciliar la idea de desarrollo económico con la de sostenibilidad, cuando cada uno de estos dos conceptos se refiere a niveles diferentes.
Por otro lado, conviene destacar que España ocupa el puesto 21 de entre los 162 países que se han apuntado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, aunque no todas las comunidades autónomas son igual de eficientes.
Las principales características que debe reunir un desarrollo para que lo podamos considerar sostenible son las siguientes:
- Mantenimiento o mejora del sistema ambiental por parte de la actividad económica, así como la calidad de vida de todos los ciudadanos
- Educación
- Utilización de los recursos eficientemente, y promoción del reciclaje y la reutilización
- Desarrollo e implantación de tecnologías limpias
- Restauración de los ecosistemas dañados
- Promoción de la autosuficiencia regional
- Reconocimiento de la importancia de la naturaleza para el bienestar humano
- Planteamiento de las actividades humanas “dentro” de un sistema natural que tiene sus leyes, utilizando los recursos sin trastocar los mecanismos básicos del funcionamiento de la naturaleza.
- Alimentación sostenible