“El sistema de producción de la ropa tiene que cambiar sí o sí, y debe hacerlo pronto”, urge Marina López, presidenta de la Asociación de Moda Sostenible de España (AMSE). Gobiernos y administraciones deben legislar en ese aspecto, pero en los consumidores está la clave para que cambie también el modelo de consumo. Conocer y optar por alternativas más sostenibles es imprescindible para reducir el impacto de la moda en nuestro planeta, así como no tirar nunca las prendas a la basura, depositándolas en el contenedor blanco específico para ello o entregándolas en una ONG o en tiendas de ropa que la recogen.
? Comprar menos ropa y utilizarla más tiempo
En la actualidad, el número de veces que nos ponemos una prenda antes de deshacernos de ella es muy bajo. Es decir, infrautilizamos la ropa. En Europa una prenda se emplea de media unas 95 veces hasta que se desecha, un 36 % menos que hace 15 años, advierte el informe ‘Una nueva economía textil: rediseñando el futuro de la moda’, de la Fundación Ellen MacArthur. Pero la situación todavía es peor en otras regiones. En China, una prenda se usa de media unas 62 veces, y en EE.UU., 34.
Además, si el número de veces que nos ponemos una prenda fuera el doble, las emisiones de gases de efecto invernadero de esta industria se reducirían un 44 %, según el informe del Parlamento Europeo ‘Impactos medioambientales de la industria textil y de la moda’. Pensar antes de comprar una prenda en si vamos a utilizarla lo suficiente puede ayudarnos a decidir si adquirirla o mantenerla en nuestro armario.
Tradicionalmente, las temporadas de moda estaban vinculadas a los ciclos estacionales, por lo que había entre dos y cuatro cada año. En la actualidad, las grandes cadenas de ropa han alterado esos ritmos, lo que crea la necesidad al consumidor de renovar sus prendas de forma más frecuente para seguir las tendencias. Pero ir a la última y tener el armario a rebosar de ropa no tienen por qué ir de la mano.
Cada vez surgen más alternativas que animan a los consumidores a reutilizar, reciclar o reducir su consumo, sin que eso conlleve dejar de vestir lo que quieran. Desde fomentar una compra más crítica y madurada, pasando por la reparación de las prendas, su personalización o su eliminación responsable, son muchas las opciones que existen. Pero debemos tener presente que lo mejor que podemos hacer, en cualquier caso, es comprar menos y utilizar nuestra ropa durante más tiempo.
? Donar ropa para su reciclaje y comprar de segunda mano
Para reducir el consumo de ropa y aumentar la vida útil de nuestras prendas, reciclar se presenta como una gran opción, pues ello reduce la presión sobre las nuevas materias primas, así como el problema de la gestión de residuos. En esa línea trabajan Koopera y AltrapoLab, dos cooperativas sociales que fomentan el reciclaje textil creativo para darle una nueva vida a la ropa que ya tenemos. “Nuestro objetivo es visibilizar la necesidad de reducir el impacto ambiental y social de la industria textil convencional y ofrecer alternativas, como recrear y reciclar prendas o acercar otros modelos de consumo como intercambios de ropa”, explica Natalia Castellanos, coordinadora.
En ese sentido, donar nuestra ropa y comprar prendas que ya han tenido otro dueño produce un impacto muy positivo. Organizaciones como la ONG Fundación Humana recuperan y gestionan cada año toneladas de ropa con un doble beneficio:
- Por un lado, se consigue un efecto medioambiental, pues reduce la generación de residuos y contribuye a ralentizar el cambio climático. Por cada kilo de ropa recuperado y no incinerado se dejan de emitir a la atmósfera 3,169 kg de CO2 , según un estudio de la Comisión Europea. “La reutilización y el reciclaje textil durante el pasado año representaron el ahorro de 55.689 toneladas de CO2 a la atmósfera”, detalla Joan Carles Montes, responsable de comunicación de la fundación. Además, comprar moda de segunda mano evita el consumo de millones de nuevas prendas.
- Por otro lado, la recuperación y la gestión de prendas tiene un beneficio social. “La recogida de ropa supone la creación de puestos de trabajo inclusivos, estables y de calidad. Además, los recursos obtenidos se destinan a proyectos sociales”, concluye Montes.
? Alquilar ropa en situaciones especiales
El alquiler puede ser otra alternativa para dejar atrás la costumbre de usar y tirar. Existen distintas iniciativas dirigidas incluso a bebés y niños, embarazadas y empresas que alquilan ropa para eventos especiales. Este ejemplo de economía colaborativa ofrece muchas ventajas, como el ahorro, la variedad de opciones o el beneficio ambiental por la reutilización de las prendas. Cada vez que se alquila una se deja de fabricar otra y, por tanto, se elimina el impacto medioambiental ligado a su producción.