Las pilas son muy útiles, pero cuando se gastan, pueden ser muy nocivas para el medio ambiente. Una sola pila de mercurio podría contaminar hasta 600.000 litros de agua. El reciclaje de pilas tiene una serie de ventajas medioambientales y económicas considerables. Los ciudadanos tienen a su disposición diversos métodos para desprenderse de sus pilas usadas, de manera que se reciclen de forma adecuada. Este artículo explica por qué hay que reciclar las pilas y cómo se reciclan.
Por qué hay que reciclar las pilas
Las pilas, al igual que otros productos eléctricos similares, como las baterías o los acumuladores, contienen metales y sustancias químicas tóxicas: el mercurio, el cadmio o el plomo son peligrosos para la salud y el medio ambiente, si no se tratan de forma adecuada. «Hay estudios que indican que una sola pila de mercurio podría contaminar hasta 600.000 litros de agua», según Matías Rodrigues, director general en España de la Plataforma Europea de Reciclado (ERP), que gestiona diversos tipos de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), entre ellos las pilas.
Una pila de mercurio podría contaminar hasta 600.000 litros de aguaEn este sentido, advierte Rodrigues, las pilas son residuos muy pequeños que con frecuencia se acumulan en los hogares o se tiran a la basura como si fueran un residuo orgánico. Al no deshacerse de ellas en el contenedor específico, acaban en vertederos. Este hecho puede repercutir de forma directa en el medio ambiente, no solo por la liberación de compuestos indeseados, sino también porque no se podrán recuperar los metales que contienen, de media el 60% del peso de la pila.
Además de evitar sus posibles efectos contaminantes, la recuperación y el reciclaje de pilas tienen diversos beneficios. Julio Lema, director comercial y de comunicación de Ecopilas, el principal sistema integrado de gestión (SIG) de los residuos de pilas en España, recuerda algunos de ellos: «Se reintroducen en el ciclo productivo materias primas cada vez más escasas y de más valor, se ahorran recursos naturales y energéticos y se minimizan los potenciales impactos sobre el medio ambiente, si estos residuos no se manipulan de forma adecuada». Matías Rodrigues recuerda que la utilización de materiales reciclados en la cadena de producción es mucho más sostenible y económica que la extracción de nuevos minerales.
El reciclaje de pilas, baterías y acumuladores es, por dichas ventajas medioambientales, económicas y sanitarias, un sistema obligatorio regulado por ley. En 2008 entraba en vigor en España el Real Decreto 106/2008, una transposición de la Directiva europea 2006/66/CE. Su objetivo es minimizar dichos riesgos y promover la correcta recogida y reciclado de estos productos. La ley impone unas fechas límite y cifras mínimas de recogida y reciclado de obligado cumplimiento: en 2012 el 25% y en 2016 el 45%. Tanto desde los sistemas integrados de gestión como Ecopilas y ERP, como desde el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA), señalan que se están cumpliendo los objetivos.
Cómo se reciclan las pilas
Las pilas, baterías y acumuladores siguen un ciclo regulado para garantizar su adecuada recuperación y reciclado.
Los ciudadanos que quieren desprenderse de estos productos tienen a su disposición diversas posibilidades. Los puntos de recogida o «recopiladores», cada vez más numerosos, van desde los puntos limpios a contenedores en sitios de fácil acceso como supermercados, edificios de la Administración, colegios, contenedores de calle en marquesinas, etc. Ecopilas ofrece en su página web un mapa de puntos de recogida en toda España, junto con información de interés sobre el reciclado de estos productos. Además, como recuerda Matías Rodrigues, todo punto de venta de pilas y baterías es un punto de recogida gratuita de esta clase de residuos.
Después, los puntos de recogida solicitan la retirada, sustitución o vaciado de los contenedores. Los residuos se transportan hasta las plantas de clasificación, tratamiento y reciclaje que garantizan el cumplimiento del Real Decreto 106/2008.
Cuando los residuos recogidos de forma selectiva llegan a las instalaciones de reciclado, se clasifican y separan según su naturaleza y su tecnología (pilas botón, pilas salinas y alcalinas, pilas de litio o acumuladores de Ni-Cd, Ni-Mh y Li-ion). Este paso es importante porque cada tipo de pila requiere un proceso de reciclado distinto. Esta tarea puede hacerse también en plantas específicas de clasificación de pilas.
Una vez catalogadas comienza el reciclaje correspondiente, encaminado de forma principal a recuperar los metales. A modo de ejemplo, Julio Lema explica el proceso de las pilas salinas alcalinas, que aparecen en los recopiladores de forma mayoritaria con más del 90%. La primera operación es la separación de las pilas con alto contenido de mercurio y cadmio, sobre todo modelos de origen asiático que no cumplen la normativa vigente sobre porcentajes máximos permitidos de ambas sustancias. Ya distribuidas, se envían a plantas específicas de tratamiento para este tipo de pilas.
Las demás pilas salinas y alcalinas se trituran para separar su carcasa metálica del resto. Una vez molidas y separado su contenido metálico (sobre todo acero que se manda a industrias consumidoras de hierro y acero), el producto restante se trata en un proceso pirometalúrgico a altas temperaturas. Gracias a este sistema se reaprovecha más del 75% de sus componentes (como zinc y otros metales), que se reintroducen como materia prima en diversos procesos productivos.