¿Has recibido un sobre con misteriosas semillas que nunca pediste? Por favor, no lo abras. ¡No las plantes! Puede ser un falso regalo que acabe en desastre ambiental. Se llama brushing y tiene a media Europa en alerta. En las siguientes líneas te contamos todo acerca de esta estafa en la que entran en juego nuestros datos personales, las compras online y el medio ambiente. Y, por supuesto, te explicamos qué debes hacer si te llega a casa un paquete que no has pedido y sospechas de que puede ser por esta práctica.
Hace unos años en España se importaron ejemplares de Araujia sericífera, una trepadora suramericana más conocida como jazmín de Tucumán, que se usa como planta decorativa. Pero el resultado no fue precisamente bonito. Hoy es una plaga que ataca a los naranjos, no en balde en Argentina también la llaman “planta cruel”. Seguramente no hubo mala intención. Pero eso no quita gravedad al caso. No hay más que preguntar a los agricultores.
Ahora imaginemos que semillas con ese peligro potencial entran en el país a través de un camino tan cotidiano y poco sospechoso como el cartero o el mensajero. Gracias a esa distribución, en pocos meses podrían colonizar focos por todo el mapa. Pero no hace falta imaginarlo, ya está sucediendo.
Brushing: qué es y cómo funciona
Cada vez más personas se encuentran en el buzón un sobre con una etiqueta legal que dice “China Post”. No han pedido nada, pero ¿quién se resiste a abrirlo? Ceden a la tentación y dentro aparece una bolsita con semillas. Quizá sea una variedad particular de rosas, o de coles, o de mostaza… o una especie difícil de identificar, como ya ha ocurrido en Estados Unidos, uno de los primeros países en sufrir este extraño fenómeno.
Extraño solo en apariencia. Detrás hay un móvil que explica el misterio: en realidad es puro, y agresivo, marketing comercial, con bastante de estafa y mucho de irresponsabilidad. Se conoce con el nombre de brushing. ¿En qué consiste?
- Paso 1. En China una empresa de venta online acaba de entrar en el mercado y le falta algo básico para abrirse hueco entre la competencia: miles de buenas críticas de los clientes, imprescindibles para destacar en las plataformas como Amazon, eBay, Aliexpress o Alibaba.
- Paso 2. Conseguir esa buena reputación requiere mucho tiempo y mucho esfuerzo, así que la empresa decide tomar un atajo. Compra en el mercado negro (a otras empresas y plataformas) datos de miles de personas que en el pasado hicieron alguna compra online y les envía a su nombre y dirección un paquete con las semillas. ¿Con qué objetivo? Que en la plataforma de venta conste que se ha entregado el paquete. Se trata de un requisito imprescindible para que el supuesto cliente que recibe el sobre pueda valorar a la empresa en la plataforma.
- Paso 3. La empresa que hace el envío da una vuelta de tuerca más en esa estrategia agresiva: falsifica una cuenta de usuario a nombre de la persona a la que ha enviado el sobre y se deshace en elogios sobre sí misma o se autoconcede la máxima puntuación. Hace una inversión en el “regalo” y el envío, pero le sale a cuenta porque esa valoración positiva desde miles de supuestos clientes le permitirá vender mucho más sus productos reales.
Imagen: Roman Koval
Consecuencias medioambientales del brushing de semillas
Misión cumplida, ¿pero a qué precio? Puede que el de un desastre ecológico y así lo acaba de advertir el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación: “Está prohibido introducir en España semillas sin el correspondiente certificado sanitario porque ponen en peligro tanto la sanidad vegetal como la salud medioambiental, pueden ser especies invasoras o la vía de entrada a las plagas”, explica Valentín Almansa, director general de Sanidad de la Producción Agraria.
Las empresas sin escrúpulos para obtener datos de forma fraudulenta y falsificar cuentas seguro que no se preocupan de que las semillas viajen libres de huevos de insectos o microorganismos nocivos para la flora autóctona. Habrá quien las tire, pero también quien las plante en el jardín o en una maceta de la terraza. Ni siquiera arrojarlas a la basura neutraliza su peligro; pueden germinar si no se incineran pronto.
“Nos consta que se están produciendo envíos de sobres con semillas a particulares que no los han solicitado ni han comprado ni pedido muestras de este material. Los envíos se producen aparentemente al azar”, añade Valentín Almansa. El Ministerio de Agricultura se plantea incluso una campaña de advertencia para atajar el problema.
Si alguna lección deja la pandemia de la covid-19 es precisamente que más vale prevenir. Y que las plagas no entienden de fronteras, mucho más si viajan en contenedores y furgonetas de mensajería y correos. De hecho, Alemania, Francia, Irlanda, Reino Unido y Países Bajos también están alerta por el mismo motivo. Todos contra el brushing.
¿Qué hago si recibo un sobre que no he pedido?
Estas son las recomendaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para enfrentar el brushing:
- ?? No abrir el sobre de semillas, ¡y mucho menos tirarlas o plantarlas!
- ?? Ponte en contacto con el área de Agricultura de la Delegación del Gobierno en tu provincia o de los servicios de Sanidad Vegetal de tu comunidad autónoma para que te indiquen cómo proceder.
- ?? Además, la etiqueta puede servir a las autoridades para investigar, junto con los otros países europeos afectados, el fenómeno y a la empresa que remite las semillas.
El brushing también consiste en mandar una mascarilla, unos calcetines… siempre objetos útiles para agradar y ligeros y baratos para cuesten lo menos posible. ¿Qué hacer si nos mandan este otro tipo de material? En España, como en otros países europeos y norteamericanos, las autoridades han alertado contra la distribución de semillas por el peligro de plagas, algo que no atañe a este otro tipo de objetos. Sin embargo, las asociaciones de consumidores recomiendan averiguar qué comercio ha hecho el envío, buscar en Internet si está suplantando la identidad del receptor y alertar a la plataforma de venta online de que esa reseña del producto es falsa. En ese caso, conviene denunciar el hecho al Ministerio de Consumo y a la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).