Ordenadores de sobremesa, portátiles, tabletas, libros electrónicos… La variedad en la informática de consumo es cada vez mayor. Utilizar estos aparatos de forma ecológica no solo contribuirá a alargar su vida útil, sino también a ahorrar dinero. Este artículo ofrece siete consejos para tener un ordenador más ecológico, como elegir los más eficientes, reutilizarlos o reciclarlos.
1. Usar el ordenador más conveniente
Antes de decidirse por uno de los diversos modelos del mercado, conviene conocer para qué sirven y cuáles son sus especificaciones. De esta manera, se podrá elegir el que más conviene según las necesidades: cuánto tiempo y dónde se usará, qué tipo de aplicaciones se necesitan, etc. Si no, puede ocurrir que se quede apartado porque no se utilice, o al contrario, que se empleen demasiados recursos cuando no era necesario. Para un uso doméstico y de ocio puntual, una tableta será suficiente. En el caso de un uso profesional continuado, la mejor opción será uno de escritorio.
Además del uso, otro criterio para tener en cuenta es el del consumo energético. Los ordenadores portátiles consumen menos energía que los de sobremesa y las tabletas menos que los portátiles.
2. Consultar las etiquetas y los informes ambientales
El etiquetado de los ordenadores ofrece una interesante información a la hora de decidirse por el modelo más ecológico: de qué materiales está hecho (algunos son más contaminantes que otros); si tiene en cuenta su reciclaje posterior; si llega algún tipo de etiqueta ambiental como la EPEAT (con tres categorías, oro, plata y bronce) o la Energy Star; si el fabricante tiene una determinada política medioambiental, etc.
Los informes ambientales pueden ser también de ayuda. La organización ecologista Greenpeace publica desde hace varios años diversos informes que evalúan el comportamiento medioambiental de los principales fabricantes de ordenadores y teléfonos móviles, como la Guía para una Electrónica más verde o la Encuesta de Electrónica Verde.
3. Elegir los modelos más eficientes
Los modelos con la mayor eficiencia energética suponen importantes ahorros en el consumo eléctrico. Además de ser positivo para el bolsillo, también lo es para el medio ambiente. Los fabricantes tienden a que sus creaciones sean cada vez más eficientes en el consumo de recursos. Así ocurre con el microprocesador Intel Core 2 Duo, que es hasta un 40% más rápido y más de un 40% de eficiente que su predecesor. Las tarjetas gráficas consumen mucha energía y, por ello, si no se tiene intención de instalar potentes juegos 3D, es mejor no abusar de ellas. Los monitores de tipo LED son los más eficientes y son la mejor opción cuando se necesitan pantallas grandes.
4. Poner en práctica hábitos de ahorro energético
Si no se utilizará el ordenador durante varias horas, conviene activar el modo de hibernación, que consume menos, o apagar el monitor. Los diferentes sistemas operativos tienen formas de activar la hibernación o el apagado pasado un determinado tiempo. Tampoco hay que olvidarse de los periféricos (impresoras, escáneres, etc.) que se deben mantener apagados, salvo cuando se necesiten. Medidas como reducir el brillo del monitor, desconectar los dispositivos inalámbricos (Wi-Fi, bluetooth) si no se usan, desfragmentar el disco duro para que funcione mejor, utilizar programas sencillos, mantener el sistema limpio de programas espía, cuidar la batería, recurrir a un equipo multifunción (impresora, fotocopiadora y escáner), etc. contribuirán a gastar menos. Asimismo, diversos programas informáticos ayudan a consumir menos electricidad y, de paso, a concienciarse por el medio ambiente.
5. Reutilizarlos cuando se pueda
Dar una vida más larga al ordenador supone ahorrar dinero y generar menos residuos y menos consumo de recursos naturales. Si se actualizan ciertos componentes, como la memoria RAM, o se añade más disco duro, se logrará que dure más tiempo. Otras opciones son dárselo a un amigo o familiar que no necesite un ordenador demasiado potente o donarlo a alguna ONG como Ingenieros Sin Fronteras o Telecomunicaciones Solidarias. Sistemas como Clickyrecicla ofrecen la posibilidad de recoger diversos componentes informáticos para reutilizarlos y ganar dinero a cambio.
6. Reciclarlos cuando ya no funcionen
Si ya no funciona el ordenador, el siguiente paso ecológico es reciclarlo. Para ello hay dos opciones. Si no se va a comprar un nuevo aparato, se puede depositar en el punto limpio más cercano. La Fundación Ecolec los localiza en un mapa de su página web. Pero si se compra un nuevo aparato, la tienda debe hacerse cargo gratis del antiguo.
7. Comprar ordenadores «ecológicos»
Algunos ordenadores se centran en lo ecológico y, aunque todavía son pocos y más bien testimoniales, son la respuesta a una concienciación medioambiental cada vez más alta de los consumidores. Asimismo, también hay cada vez más periféricos que se fijan en lo «verde», como cargadores solares, componentes con materiales biodegradables, etc.