La biodiversidad se reduce, el cambio climático es una realidad, el planeta no tiene futuro sin un desarrollo sostenible, la economía de la Unión Europea (UE) será circular… Las ideas y conceptos ambientales están cada vez más en boca de todos. Pero, ¿realmente se conocen su significado y sus consecuencias? Este artículo explica siete ideas básicas sobre medio ambiente que cualquier ciudadano debería conocer.
1. Biodiversidad
La biodiversidad es la variedad biológica de una determinada zona del planeta. Puede sonar ajeno a nuestra vida cotidiana, pero buena parte de los alimentos, medicamentos o productos que consumimos existen gracias a la gran variedad de seres vivos del planeta. Por tanto, la pérdida de biodiversidad daña la economía mucho más de lo que se piensa. Según el estudio internacional «Economía de los Ecosistemas y Biodiversidad» (TEEB), la pérdida de los servicios que ofrecen los ecosistemas es una cuestión económica, al menos tan grande, como la crisis financiera de 2008. Cuidar la biodiversidad debería ser prioritario, tanto la conocida como la que aún no se ha descubierto, ya que podría tener la solución a una enfermedad hoy en día incurable, o convertirse en un producto de primera necesidad.
2. Cambio climático
El clima está cambiando, se está volviendo más extremo y es algo realEl clima está cambiando, se está volviendo más extremo y es algo real. Así lo concluye el IPCC, el equipo de científicos internacionales de Naciones Unidas. A partir de estos cambios, las lluvias serán más intensas en algunas partes, y más escasas en otras. Estos cambios tendrán consecuencias para la agricultura, la generación de energía, etc. Aunque el cambio climático es inevitable, advierten los científicos, todavía se está a tiempo de que sus consecuencias sean lo menores posibles. Para ello hay que combatir al origen del problema: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en gran parte producto del uso de combustibles fósiles, es decir, el petróleo, el gas y el carbón. El GEI más conocido es el dióxido de carbono (CO2), pero hay bastantes más.
3. Desarrollo sostenible
El desarrollo sostenible significa no esquilmar los limitados recursos naturales, de manera que las próximas generaciones puedan también hacer uso de ellos. La primera definición se encuentra en 1987 en el «Informe Brundtland» de Naciones Unidas, cuya responsable, la noruega Gro Harlem Brundtland, lo estableció para que se compatibilizaran los aspectos ambientales, económicos y sociales desde una perspectiva solidaria. Sin embargo, el agravamiento de estos aspectos aumenta. La sociedad en general, y los consumidores en particular, deben asumir algunos cambios fundamentales, como la distribución igualitaria y el consumo responsable de los recursos naturales.
4. Economía circular
La economía circular imita a la naturaleza, donde todo se aprovecha en un ciclo. La basura, los residuos, no son algo inútil de lo que hay que desprenderse, sino un producto que se aprovecha. La idea pretende superar el actual sistema de producción, basado en el «usar y tirar», que ya no da más de sí. La basura, la contaminación, el agotamiento de los recursos naturales se reduce y el medio ambiente lo agradece. La UE quiere convertirse en los próximos años en una economía circular que genere además miles de «empleos verdes«. Cada vez más planes, directivas o propuestas la asumen como objetivo y los países miembros, como España, deberán moverse en esa dirección.
5. Eficiencia energética
La eficiencia energética nos permite consumir menos energía para producir lo mismo que hace unas décadas, contaminar menos y ahorrar más dinero. Gracias a la utilización eficiente de la energía, se requiere menor cantidad de recursos y de dinero, se mantiene o incluso se mejora la calidad de vida, se prolonga la vida de los recursos utilizados y se disminuyen los conflictos sociales. España podría ahorrar hasta 3.300 millones de euros al año si controlara mejor el consumo energético de los edificios. Se podría reducir al menos el 25% en la factura de los gastos corrientes, como electricidad, agua y luz, que supondría unos 13.145 millones de euros, según un estudio del grupo de ingeniería Euroconsult, que se basa en datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y la Comisión Europea.
6. Huella ecológica
La huella ecológica mide la superficie necesaria (biocapacidad) para producir los recursos consumidos por un ciudadano y para absorber los residuos que genera. El concepto, creado por los investigadores William Rees y Mathis Wackernagel, pretende dejar así en evidencia la sobreexplotación de los recursos naturales de la Tierra y el peligro que supone. Cuando se consume más tierra de la disponible, se produce un «déficit ecológico», y por tanto, una huella mayor. En este caso, el consumo se basa en la utilización de los recursos de otros territorios o de generaciones futuras. El planeta tiene una biocapacidad de 1,8 hectáreas por persona, pero utilizamos 2,7. Es decir, consumimos una Tierra y media. La huella ecológica de España está por encima de la media mundial, pero es pequeña en comparación con Qatar, Kuwait o Emiratos Árabes, que consumen cinco o seis veces su superficie, según los últimos datos del informe «Planeta Vivo» de WWF.
7. Tres erres
Las tres erres se refieren a los conceptos de Reducir, Reutilizar y Reciclar. Los ciudadanos reciclan cada vez más y eso es bueno para el medio ambiente y la economía. Pero el reciclaje no es la única ni la más importante acción ecológica que pueden hacer. Las normativas europeas han asumido este listado en orden de prioridad: lo más importante es reducir el uso de recursos, después reutilizar los productos para darles una vida útil más larga y, una vez que el producto no se puede emplear más, reciclarlo de forma adecuada.