La naturaleza es un enorme espectáculo audiovisual que cuenta con su propia banda sonora. Científicos de todo el mundo tratan de recopilar y ordenar la biodiversidad acústica del mundo animal. Para ello, han desarrollado una gran variedad de archivos sonoros, algunos de los cuales pueden escucharse libremente en Internet.
El FonoZoo dispone de la mayor colección científica de sonidos de especies animales en castellanoEn España, el FonoZoo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) dispone de la mayor colección científica de sonidos de especies animales en castellano: Más de 30.000 grabaciones en sus registros propios, y más de 7.000 grabaciones en sus registros publicados. Algunos ejemplos son realmente curiosos, como el «bufido defensivo de una hembra de camaleón velado».
Recientemente, su página web se ha mejorado y cuenta con un buscador que permite localizar el sonido por especie, clase, orden y familia, o una sección con enlaces a otros archivos similares.
Imagen: Joel BurslemAsimismo, el FonoZoo ha editado una colección de CDs en el que recopila más de 250 especies de ranas de Madagascar, resultado de la colaboración de 15 científicos procedentes de 7 países. Según sus responsables, se trata de la guía sonora más extensa de ranas y sapos publicada en el mundo hasta la fecha.
Además del FonoZoo, otra institución que ofrece sonidos de animales es el Ministerio de Educación y Ciencia. En este caso, dispone de un banco de sonidos gratuitos pensados para usos educativos, entre los que hay más de 300 de animales, en formatos midi, wav y mp3.
Por su parte, la Fundación BBVA y SEO/BirdLife editaban el año pasado un CD diseñado como un juego interactivo que reproduce el sonido de los cantos de más de 100 especies de aves comunes. La obra contiene también un conjunto de itinerarios virtuales multimedia que permiten introducirse en 66 tipos de hábitat diferentes.
Archivos sonoros internacionales
El Laboratorio de Ornitología de Cornell posee la biblioteca Macaulay, en la que conservan más de 160.000 archivos sonoros de aves, insectos, peces, ranas y mamíferos. Sus responsables han colocado de manera pública en Internet un archivo de unos 65.000 sonidos naturales y cientos de vídeos. Por ejemplo, se puede ver y escuchar al Colimbo grande (Gavia immer), una especie de ave cuyo escalofriante aviso de defensa territorial se ha utilizado en varias películas de terror.
El Archivo Sonoro de la Biblioteca Británica cuenta con una sección dedicada a la Vida Salvaje. Fundada en 1969, es según sus impulsores la mayor colección de este tipo en Europa y una de las mayores del mundo, con más de 150.000 registros organizados científicamente. Su archivo permite realizar búsquedas por origen geográfico, grupo animal o hábitat.
Asimismo, dispone de una sección dedicada al lenguaje de los animales, en la que se ofrecen diversos ejemplos de sonidos. Uno de ellos es el producido por el loro parlante Alex, que ha dado pie a la creación de una fundación que lleva su nombre. En ella, sus responsables tratan de conservar a estos animales en su hábitat natural e investigar sus habilidades comunicativas.
Por su parte, el Archivo Sonoro de Animales de la Universidad Humboldt de Berlín posee también una de las más antiguas y extensas colecciones del mundo, con más de 110.000 grabaciones bioacústicas de casi todos los grupos animales.
La Sociedad de Grabación de Sonidos de la Vida Salvaje (WSRS en sus siglas inglesas) reúne a científicos especializados en esta disciplina y explica cómo poder obtener estos sonidos. En su página web se ofrece una biblioteca sonora con diversos ejemplos recopilados por sus miembros.
Una línea de investigación curiosa es la interpretación que de los sonidos de animales se dan en los diferentes idiomas del mundo. Por ejemplo, para un español, un gallo hace «qui-qui-ri-quí», mientras que para un japonés suena así: «ko-ke-kok-ko-o». Estas variedades se estudian en algunas universidades, como la australiana de Adelaida o la norteamericana de Georgetown.
La Bioacústica tiene como objetivo el estudio científico de los sonidos biológicos, incluidos los que produce y procesa el ser humano, así como los mecanismos de transferencia de la información biológica y su propagación. Además, la bioacústica analiza los órganos auditivos y las relaciones entre los sonidos animales y su entorno natural. El desarrollo de esta disciplina comenzó a producirse en la década de los 50, gracias a la mejora de los sistemas de grabación y análisis.
El Consejo Internacional de Bioacústica (IBAC en sus siglas inglesas), fundado en 1969 en Aarhus (Dinamarca) reúne a los expertos mundiales de esta disciplina, que incluye etólogos, fisiólogos, taxonomistas, ingenieros o aficionados a la grabación de sonidos animales.