Por qué los tapones están pegados a los envases
Los tapones de plástico, por su pequeño tamaño y facilidad para separarse de los envases, son propensos a perderse y acabar en cualquier lugar: aceras, parques, cunetas, bosques, ríos, mares, entre otros. Estos tapones pueden tardar entre 100 y 500 años en descomponerse por completo.
Durante este proceso, se fragmentan en microplásticos, partículas diminutas que representan un grave peligro para la fauna, los ecosistemas y la salud humana. Los animales pueden confundir los microplásticos con alimentos e ingerirlos, lo que puede provocarles la muerte. Además, estas piezas se acumulan en el suelo, reduciendo su fertilidad y afectando negativamente a los cultivos y a la calidad del agua.
Un pequeño (gran) paso para el reciclaje
Al “coser” los tapones a los envases, los fabricantes están cumpliendo con la Directiva 2019/904 de la UE, transpuesta en España a través de la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular.
Esta norma establece que los recipientes con tapones de plástico solo podrán comercializarse si cumplen con requisitos específicos de diseño que impidan la separación de estos elementos. El artículo 6 de esta directiva indica: “Los Estados miembros velarán por que los productos de plástico de un solo uso que tengan tapas y tapones de plástico solo puedan introducirse en el mercado si las tapas y los tapones permanecen unidos al recipiente”.
Los envases de plástico y sus tapones deben reciclarse juntos, depositándolos en el contenedor amarillo. Para Ecoembes, organización sin ánimo de lucro que gestiona el reciclaje de residuos en los contenedores amarillos y azules, este cambio de normativa es una clara muestra de cómo las regulaciones se adaptan para mejorar la eficiencia del reciclaje.
“Evitará que, por su tamaño reducido —menor a 40 mm—, los tapones se pierdan en las zonas de triaje de las plantas de separación de residuos. Así, se garantiza que lleguen a las empresas recicladoras homologadas para darle una nueva vida al plástico”, añade la organización.
Los principales puntos de la directiva europea
Pero la directiva europea para reducir el impacto de determinados productos de plástico en el medio ambiente va más allá de la simple prohibición de los tapones de plástico no reutilizables en las botellas. Su propósito es reducir la basura plástica en el medio ambiente. De hecho, según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el 74 % de los residuos que se recogen en las playas son elementos plásticos. Para reducir esta cifra, la ley plantea:
✅ Adiós al plástico de un solo uso
En el mercado europeo ya no pueden entrar pajitas, platos, vasos y cubiertos de plástico. Además, a partir de 2030 se prohibirán algunos embalajes de plástico de un solo uso, como los que se utilizan para las frutas y verduras o para las porciones individuales de aderezos.
✅ Cambiar el plástico por otros materiales
Para reducir el consumo de ciertos productos de plástico como las botellas, se fomentará el uso de alternativas reutilizables o biodegradables más sostenibles, como el vidrio.
✅ Los productores tienen su responsabilidad
Los fabricantes de ciertos productos de plástico deberán financiar y organizar la gestión de residuos y limpieza de basura plástica.
✅ Concienciación
La Unión Europea quiere impulsar campañas para promover un consumo más responsable, fomentando la reducción y correcta gestión de los residuos.
Reciclar y concienciar
Unir los tapones a los envases ayuda a minimizar la pérdida de estos pequeños elementos durante su uso y facilitar su reciclaje. De esta manera, se garantiza que tanto el tapón como la botella se traten como un único elemento, simplificando el proceso de separación y aumentando las posibilidades de que ambos sean reciclados de manera correcta.
También aumenta la conciencia ambiental entre los consumidores, recordándoles la importancia del consumo responsable. “El primer punto del reciclaje es la concienciación, hay que reflexionar si necesitamos lo que lo que estamos adquiriendo y, luego, reducir”, indica Gemma del Caño, farmacéutica especializada en I+D e Industria y máster en Innovación, biotecnología, seguridad y calidad.
Al reciclar, estamos contribuyendo al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por Naciones Unidas. El ODS número 12 se centra en la producción y consumo responsables, y el reciclaje de tapones representa una forma concreta de apoyar este objetivo. Del Caño, que confiesa no poder valorar si unir el tapón al envase supondrá que los tapones abandonados desaparezcan, considera la medida positiva. “Es importante que no haya residuos fuera de lugar, especialmente porque no tenemos una fuerte cultura de reciclaje. Lo que necesitamos es aprender y concienciar”, opina.
Los consumidores, sin embargo, no han recibido con entusiasmo este cambio de normativa. Muchos lo ven incómodo para beber y lo arrancan en cuanto la abren, por lo que la medida deja de tener sentido. A pesar de la resistencia, Del Caño reflexiona sobre la importancia de cumplir con las reglamentaciones vigentes. “Las normas son las normas, y aunque podríamos haber sido más creativos, debemos adaptarnos a ellas. No se nos ha ocurrido otra forma de unir el tapón a la botella. Le daremos una vuelta”, reflexiona la experta.
¿El fin de los tapones solidarios?
La donación de tapones para financiar proyectos e investigación ha sido un símbolo de compromiso social y ambiental que ha movilizado a millones de personas. Por ello, la reciente normativa ha suscitado un debate sobre el futuro de esta práctica.
Algunas organizaciones han expresado preocupación ante la nueva medida, argumentando que dificultará la recolección de tapones y, por ende, reducirá los fondos disponibles para sus proyectos. En cambio, otras no ven mayores inconvenientes, pues opinan que aún es posible extraer y reciclar los tapones de forma independiente.
Para Del Caño, esta polémica es innecesaria. “El dinero recibido es por el reciclaje, no específicamente por los tapones. Se eligen tapones porque pesan y ocupan poco, siendo fáciles de recolectar. Lo que realmente necesitamos son recursos, y que quien necesite una silla de ruedas pueda obtenerla a través de los servicios sociales sin tener que recolectar tapones. Debemos luchar por los recursos y por un reciclaje adecuado”, concluye.
Cómo se reciclan los tapones de plástico
👉 Contenedor
Los tapones, al igual que las botellas de plástico a las que pertenecen, deben tirarse al contenedor amarillo.
👉 Materiales
La mayoría de las botellas están fabricadas con plástico PET, un polímero termoplástico que se puede reciclar varias veces y de forma sencilla. El 99 % de tapones son de polietileno de alta densidad (HDPE) y polipropileno (PP).
👉 Proceso
Cuando botella y tapón llegan a la planta de reciclaje, hay que separarlos, porque tienen diferentes temperaturas de fusión y densidades. Esto se puede hacer de forma manual, aunque es poco eficiente, o se puede triturar todo junto. Si se hace así, las escamas obtenidas de este triturado pasan por una fase de lavado, en la que se eliminan las impurezas y se pueden separar los distintos materiales por densidad. Esta etapa adicional encarece el proceso de reciclaje del PET.
👉 Nueva vida
Tras un proceso de extrusión, en la que se prensan los fragmentos, el material obtenido se pasa por un molde para darle forma: nuevas botellas, envases o juguetes, entre otros.