No es lo mismo toallita que papel higiénico húmedo, aunque se suelen confundir. De ahí que muchos de estos productos acaben en el inodoro, con todas las consecuencias desastrosas que esta acción tiene en el medio ambiente y en las redes de saneamiento de nuestras ciudades. Pero si miras en el frontal de sus envases, sabrás si puedes tirarlas por el váter o no: el logo verde indica que es apto para su correcta eliminación a través del retrete, mientras que el rojo advierte de que en ningún caso deberán acabar en él. Para conseguir ese icono verde, las toallitas deben superar cinco pruebas de laboratorio relacionadas con su composición, dispersión, desintegración, sedimentación y biodegradación. En las siguientes líneas te contamos un poco más de cada una de ellas, además de recordarte qué otros productos no debes arrojar al inodoro bajo ningún concepto.
Pruebas que pasa una toallita para que puedas tirarla por el váter
- 1. Análisis de composición. El primer requisito es que no lleven fibras sintéticas, ya que no se biodegradan. En cambio, las naturales o de celulosa se desintegran por acción natural de microorganismos.
- 2. Ensayo de dispersión o de disgregación. Con un equipo especial se crea un movimiento similar al de las olas del mar y que imita el que se produce al tirar de la cadena. Si el producto es disgregable, por la acción mecánica se dispersará en trozos pequeños, lo que facilita que puedan pasar por los tamices de la depuradora. En caso contrario, se quedaría de una pieza, lo que promueve que se creen las marañas y los atascos.
- 3. Sedimentación. Después, el producto se introduce en una columna de agua de dos metros y se mide el tiempo que tarda en depositarse en el fondo. Esta prueba recrea el momento en el que, tras tirar de la cadena, todos los restos pasan a un pozo común. Si la fibra es sintética, flota y se pueden producir embozos o dobleces. Lo ideal es que se disgregue y se deposite en el fondo.
- 4. Ensayo de biodegradación en lodos aeróbicos. En el camino desde que se tira de la cadena y hasta que llega a la depuradora, los restos orgánicos y las toallitas pasan un tiempo en unos lodos. Estos pueden ser aeróbicos, es decir, ricos en oxígeno y en microorganismos que viven en esas condiciones. Este paso sirve para comprobar que la toallita se desintegra en un 95 % en 15 días.
- 5. Ensayo de biodegradación en lodos anaeróbicos. En este paso se comprueba algo similar al anterior, pero en lodos sin oxígeno y con microorganismos que viven en esas condiciones. Así, se cubren todos los escenarios en los que pueda depositarse una toallita y se asegura que van a desintegrarse de una u otra forma.
Otros productos peligrosos que no deben acabar en el retrete
Imagen: chriskeller
Aunque las toallitas son uno de los productos que más se desechan por el inodoro, con todos los problemas que conlleva, hay muchos más. Como recuerda la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamientos (AEAS), ante la duda, los ciudadanos se deben guiar por la regla de las tres pes: pipí, popó y papel higiénico. Cualquier otro elemento debe depositarse en una papelera.
Si aun así persisten las dudas, estos son algunos de los productos que se tiran por el váter de forma errónea y el lugar donde deberían desecharse.
- Productos de higiene femenina como compresas o tampones jamás deberían acabar en las tuberías: deben depositarse en la papelera. Lo mismo ocurre con los bastoncillos de los oídos, los pañales, el hilo dental o los preservativos. Para mayor comodidad, se puede colocar una papelera pequeña en el baño con este fin.
- Líquidos como la lejía, el amoniaco, pinturas y disolventes pueden ser muy tóxicos. Deben almacenarse y entregarse en un punto limpio.
- Fármacos. Deben llevarse al punto de recogida Sigre de la farmacia.
- Aceites usados. Pueden atascar las tuberías y provocar malos olores. Hay contenedores específicos donde depositarlos para su reciclaje.
- Comida y otros residuos orgánicos. Todos estos restos deben ir al cubo de basura correspondiente.