Un grupo de científicos de Dakota del Norte, en Estados Unidos (EE.UU.), ha comprobado la presencia de poblaciones de plantas de colza modificadas genéticamente establecidas en la naturaleza. De las 406 muestras que recogieron en cunetas de la zona, casi el 90% son variedades transgénicas con resistencia a los herbicidas.
Tras el examen de 5.400 cunetas de todo el estado, los científicos de la Universidad de Arkansas y de la North Dakota State University, constataron que 347 de las 406 plantas analizadas contenían una proteína que otorga tolerancia a los herbicidas glifosatos (la CP4 EPSPS) o la proteína PAT, que se la otorga a los herbicidas glufosinatos.
Cynthia Sagers, coautora del estudio, señaló que los análisis también desvelaron dos casos en los que se detectó una presencia de varios transgenes. «Las variedades con múltiples rasgos transgénicos aún no han sido comercializadas, por lo que este hallazgo sugiere que las poblaciones se están reproduciendo y se han establecido fuera del cultivo», afirmó Sagers. La investigadora destacó las importantes consecuencias que puede tener este estudio para la ecología, condicionada por gran desarrollo de la biotecnología en EE. UU.
La Fundación Antama ha aclarado que las plantas de colza se encuentran de manera habitual en las cunetas y en zonas cercanas a los campos de los agricultores, desde incluso antes de que se introdujera la colza transgénica. Esto se debe, sobre todo, a la germinación de semillas tanto convencionales como transgénicas que caen de los camiones que las transportan, «no a la fuga de dichas semillas desde los campos de cultivo», explica.
En su opinión, el hecho de que el 90% de las matas silvestres analizadas tengan variaciones en su genoma no es extraño, puesto que, afirma, «el 90% de la cosecha de colza de Dakota del Norte es transgénica». «Es de esperar que el estudio mostrara niveles similares al porcentaje de cultivos transgénicos en el país», concluye.