Un nuevo estudio revela que el estado de fragmentación de las cuencas ibéricas pone «seriamente en peligro» la ictiofauna que en ellas habita y destaca la necesidad de crear nuevas reservas acuáticas protegidas. Los autores del trabajo, que forman parte de un equipo internacional, midieron la pérdida de biodiversidad acuática y su valor de conservación en la cuenca del río Guadiana, donde el 92% de las especies están amenazadas.
Este trabajo parte de la premisa de que hay pocas reservas naturales para conservar la biodiversidad acuática. «Los ríos han sido tratados de forma secundaria, a menos que supusieran una oportunidad para la conservación de medios terrestres», explicó al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) Virgilio Hermoso, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Queensland (Australia). «Hoy la conservación en medios fluviales es deficitaria e ineficiente, puesto que casi todos los tramos fluviales dentro de reservas naturales se usan como meros límites administrativos que no garantizan la conservación de la biodiversidad acuática», apuntó el investigador.
Los criterios de selección de las zonas protegidas eran hasta ahora «totalmente ajenos a la conservación», destacó el científico. Los valores paisajísticos, el grado de naturalidad, la inaccesibilidad o el bajo potencial para la producción económica son factores de selección de espacios que conducen a «estrategias de conservación centradas en las áreas más fáciles de proteger y con menos necesidades a corto plazo», precisó Hermoso.
Evaluación en el Guadiana
Con el fin de diseñar una red de reservas que proteja la biodiversidad acuática, los biólogos evaluaron las comunidades de peces de la cuenca del Guadiana. Teniendo en cuenta que los recursos destinados a la conservación son escasos y que ésta compite con otros usos humanos «es más interesante centrar los esfuerzos conservacionistas en aquellos tramos fluviales que posean comunidades en buen estado de salud», resaltó el investigador. Para ello midieron la pérdida de biodiversidad potencial y calcularon el valor de conservación. Su método destaca los sitios que no han sufrido pérdidas significativas de biodiversidad y que «merecen, por tanto, recibir una especial atención».
En el contexto mediterráneo, la cuenca del Guadiana destaca por la riqueza de su ictiofauna, «sólo comparable a la de dos cuencas: la del río Po en el norte de Italia y del río Orontes en el sur de Turquía», y por su grado de amenaza. «Esto la convierte en un escenario ideal donde poner a punto herramientas y procesos exportables a otras cuencas mediterráneas», afirmó el científico.
Nuevos estudios
Uno de los principales problemas de la conservación en ecosistemas acuáticos es la falta de valoración de la biodiversidad de las áreas amenazadas. «Dado el elevado estado de fragmentación de las cuencas ibéricas, son necesarios nuevos estudios que analicen la importancia de las áreas en mejor estado de conservación y diseñen una red de reservas que protejan todas las especies», agregó Hermoso.
Sin embargo, «las áreas mejor preservadas no garantizan la representación y no cubren las necesidades de todas las especies en las reservas, por ejemplo, especies migratorias o que desarrollan su vida en los tramos bajos de los ríos, normalmente sometidos a elevadas presiones y en mal estado de conservación». Por ello, el investigador considera que la incorporación de áreas degradadas a la actual red de reservas acuáticas abriría nuevas posibilidades para la conservación de la biodiversidad.