Ayer se presentó en Barcelona un nuevo método «in vitro» en el que se utilizan células madre y que permitirá reducir en el futuro hasta un 50% los experimentos con animales en el campo de la toxicología medioambiental.
Esta investigación, desarrollada en los últimos diez años por los profesores Ulrich Mohr, del Instituto de Patología Experimental de Hannover (Alemania), y Michaela Auf der Heide, del Instituto de Toxicología de la misma ciudad, fue dada a conocer en el marco de un congreso que reúne en la Ciudad Condal a un centenar de expertos mundiales en los efectos de la toxicidad del aire sobre la salud humana.
Dicha investigación ha tenido dos líneas experimentales: primero, crear un dispositivo que permita reproducir atmósferas exteriores e interiores con rigurosidad científica y segundo, exponer células humanas a dichas atmósferas, lo que se conoce como test «in vitro».
Para poder lograr esta exposición, ambos científicos han tenido que valerse de la ingeniería celular, cuyas técnicas permiten mantener las células vivas y estables el tiempo suficiente para estudiar sus reacciones a diferentes gases y partículas tóxicas en el aire.
Este avance hará que la experimentación con animales (experimentación en vivo) se reduzca hasta en un 50% en el futuro. «A pesar de ello, la comprobación final siempre deberá hacerse con animales», afirma Mohr, porque las células pueden describir las reacciones a los diferentes tóxicos a los que se exponen, pero finalmente se necesita un modelo animal para observar los efectos globales en el organismo.
Con este método, industrias como la petrolera o la tabaquera podrían experimentar las reacciones de aditivos o nuevos componentes en células humanas, en lugar de comenzar directamente con animales.