Restos arqueológicos hallados en Egipto habían sugerido que el burro, al igual que el caballo, apareció como especie doméstica hace 5.000 años. Pero el análisis del ADN mitocondrial de 427 burros de 52 países de Europa, Asia y África demuestra ahora que esta especie (Equus asinus) surgió en dos procesos separados de domesticación del asno salvaje que tuvieron lugar exclusivamente en el continente africano, el primero de ellos hace 10.000 años.
Esta investigación acometida por científicos franceses, belgas, estadounidenses, sudaneses y un español, Jordi Jordana, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), viene a demostrar que el burro es el único ungulado con un origen exclusivamente africano.
El ADN de la mitocondria, la «fábrica» de energía de las células, es muy útil para poder averiguar los orígenes de una especie y su parentesco con otras, dado que sólo se hereda por vía materna y acumula mutaciones a un ritmo constante, actuando como una especie de reloj molecular. Los resultados de estos análisis muestran que todos los burros actuales descienden de dos poblaciones africanas originales, cuya «cuna» más probable es el noreste de África. Los autores de este trabajo precisan en la revista «Science»que la domesticación del asno salvaje pudo ser efectuada por las comunidades de pastores del noreste africano, como respuesta al proceso de desertificación del Sahara hace más de 5.000 años y menos de 7.000.
Animal de gran energía y resistencia, el burro destaca por su capacidad para resistir la escasez de agua y las altas temperaturas, características que favorecieron la utilización por el ser humano de este ungulado perisodáctilo, grupo que comprende también a los caballos, las cebras, los rinocerontes y los tapires. En Europa no quedan ejemplares salvajes como ocurre en algunas zonas de África. En España hay razas autóctonas amenazadas de extinción.