Tras el seísmo de 8,9 grados de magnitud en la escala de Richter y posterior tsunami, Japón está ahora bajo la amenaza nuclear, que el propio Gobierno japonés considera «alarmante». El temor a un desastre nuclear se ha puesto de nuevo de manifiesto con una explosión más en la central nuclear de Fukushima I, en el recipiente secundario de contención del reactor 3, debido posiblemente a la acumulación de hidrógeno. La estructura continúa sometida a inyecciones de agua salada para enfriarla y evitar que se funda el núcleo.
La televisión nipona NKH, que retransmite imágenes de humo blanco que sale de las instalaciones, informa de que la posibilidad de que haya escapes masivos de radiación es baja. El segundo estallido en Fukushima ocurrió sobre las 11:00 hora local (2:00 GMT) y derribó una de las paredes del edificio que alberga al reactor. Las autoridades han pedido a 600 residentes a quienes no se había evacuado en un perímetro de 20 kilómetros alrededor del recinto que no salgan de sus casas hasta nueva orden. Las autoridades insisten en que no hay ningún dato que confirme un proceso de fusión del núcleo, sólo una posible «deformación» del mismo.
El primer ministro de Japón, Naoto Kan, ha admitido que la planta nuclear de Fukushima sigue en un estado «alarmante» tras el terremoto del viernes. Un total de 180.000 residentes se han evacuado en un perímetro de 20 kilómetros en torno a la central y al menos 37 personas se han expuesto a la radiactividad. El nivel de radiación en la central volvió a superar esta mañana el límite legal, según ha anunciado a primera hora de la madrugada la operadora, Tokyo Electric Power (TEPCO). La radiación en los alrededores de la planta llegó hasta los 751 microsievert, por encima de los 500 recomendados. Esa cifra es menor que el máximo de 1.577 microsievert registrado ayer en Fukushima pero alta para el ser humano, que habitualmente se ve expuesto a 1.000 microsievert durante un año entero.
Desde el pasado viernes 11 de marzo se trabaja a contrarreloj para atajar el sobrecalentamiento de los reactores al fallar el sistema de refrigeración, en medio del temor a que se produzca una fusión del núcleo. La situación es confusa desde que el sábado ocurrió una explosión en la planta 1 de Fukushima y, más ahora, con una segunda explosión. Todas las plantas nucleares en las zonas afectadas -11 del total de 51 repartidas por todo el país- están paradas desde el viernes. También hay problemas en los sistemas de refrigeración de las centrales atómicas situadas en las provincias de Onagawa y Tokai, ésta última a sólo 120 kilómetros de distancia de la capital.
Además, un nuevo seísmo de 6,2 grados en la escala de Richter ha sacudido el este de Japón, con epicentro a 10 kilómetros de profundidad en la costa de la provincia de Ibaraki, informa la Agencia Meteorológica nipona. El terremoto alcanzó una intensidad cinco en la escala japonesa, de entre cero y siete, y pudo sentirse con fuerza en Tokio. Ha sido la última de las casi 280 réplicas del grave terremoto del viernes, que causó al menos 1.598 muertos y 1.720 desaparecidos en el noreste de Japón, aunque se teme que la cifra de víctimas alcance las decenas de miles.