En un contexto de crisis energética las viviendas bioclimáticas constituyen una importante apuesta por una arquitectura sostenible; aunque en este momento las construcciones de este tipo no alcanzan el millar en toda España. Entre sus principales ventajas destacan el ahorro energético (más de un 60% respecto a una vivienda convencional), el menor impacto ambiental y mayor confort de sus habitantes. Si está pensando adquirir una vivienda bioclimática, infórmese bien de su funcionamiento y averigüe si su comunidad autónoma o ayuntamiento ofrece algún tipo de subvención a estas edificaciones.
Qué son y cómo funcionan
Los edificios y la construcción acaparan el 60% del consumo de materiales y energía, y de la mitad de los residuos y contaminación que se produce en el planeta, según los datos del Worldwatch Institute de Washington. En un momento de crisis energética y de creciente concienciación medioambiental, las viviendas bioclimáticas constituyen la principal aportación de la arquitectura a un desarrollo sostenible.
Una vivienda bioclimática es aquélla que sólo mediante su configuración arquitectónica es capaz de satisfacer las necesidades climatológicas de sus habitantes, aprovechando los recursos naturales y evitando el consumo de energías convencionales. Una casa bioclimática nos permite estar frescos en verano y guardar el calor en invierno, aunque la temperatura exterior sea muy baja.
El uso de la arquitectura bioclimática no es nuevo: las viviendas en cuevas y gran parte de las construcciones tradicionales se basan en principios bioclimáticos. Sin embargo, en la actualidad se trata de un tipo de vivienda poco extendida: aunque no existe ningún registro específico. En España se calcula que hay entre 500 y 1.000 edificios de este tipo, según datos del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT).
Para el funcionamiento bioclimático de una casa, es necesario generar un sistema de calentamiento y otro de refresco y ventilación. En ambos sistemas conviene desarrollar estrategias dirigidas a la obtención, la acumulación y la transmisión del calor y del frío. Existen numerosas técnicas, que varían en función del tipo de vivienda (aislada, adosada o en bloque), la climatología del lugar, el diseño arquitectónico, el presupuesto, etc… .
Aspectos a tener en cuenta en la construcción de estas viviendas:
- La ubicación: Para conseguir el máximo aprovechamiento de la radiación solar y crear corrientes naturales de aire, la casa debe tener una orientación norte-sur, ya que en el sur el sol calienta durante todo el día, mientras que en el norte no llegan los rayos solares.
- La distribución de las estancias: Situando en la zona norte las que menos tiempo se utilicen (cocina, baños, trastero…), en la sur las salas de estar (comedor, salón…) y en el este los dormitorios.
- La estructura de la casa: Es importante que la vivienda tenga patios o huecos interiores a fin de facilitar la transmisión del frío o el calor que se genere y la ventilación.
- Un sistema de ventilaciones cruzadas: Para facilitar la circulación de corrientes de aire naturales que permitan calentar o refrigerar las distintas estancias.
- El efecto invernadero: Es la técnica más empleada para generar calor. Consiste en la instalación de grandes ventanales o cristaleras en la fachada sur y puede ir acompañada de la construcción de un invernadero adosado a la vivienda. Este sistema requiere un juego de aberturas para controlar las corrientes y la construcción de aleros o voladizos estudiados con anterioridad para permitir que la radiación solar entre en invierno, cuando la incidencia de los rayos es más oblicua, y no lo haga en verano, época en que los rayos inciden verticalmente. Este proceso se puede complementar con una chimenea o calefacción de suelo radiante (que puede funcionar con placas solares térmicas).
- El refresco del aire: Para generar frío lo más sencillo es aprovechar el sistema de ventilaciones cruzadas forzando por convección natural una corriente de aire desde el norte que pase por toda la casa y vaya por la parte más alta de la vivienda, o forzando a través de ventiladores eléctricos una corriente de aire fresco por galerías subterráneas.
- La elección de los muros: Para lograr la acumulación tanto del fresco como del calor generado es conveniente emplear muros de carga de mayor espesor e inercia térmica. Gracias a ellos el calor se conserva durante más tiempo y aíslan mejor.
- Otros sistemas de ahorro energético: Se consigue a través del aprovechamiento de energías limpias, como la biomasa, la energía solar o incluso la eólica. Aunque la utilización de estos sistemas energéticos es opcional, se suelen instalar placas solares fotovoltaicas (para generar electricidad) o térmicas (para calentar agua).
Ventajas e inconvenientes
Arquitectos y moradores de viviendas climáticas coinciden en hacer un balance muy positivo de este tipo de construcciones.
Las principales ventajas son las siguientes:
- Ahorro energético: Según los estudios realizados por el CIEMAT, la arquitectura bioclimática en España permite economizar entre el 60 y el 100% del consumo energético de una vivienda convencional. Este menor consumo se traduce en un ahorro económico, que se calcula en un mínimo de 1.000 euros anuales.
- Aumento del confort y calidad de vida: Tienen una temperatura más constante y repartida por todo el hogar y evitan los cambios bruscos que provocan, por ejemplo, los sistemas convencionales de aire acondicionado.
- Mayor iluminación natural: Al estar diseñada para el máximo aprovechamiento de la radiación solar.
- Beneficios para la salud: Además de la presencia del sol como fuente de vitalidad y bienestar, estas construcciones producen ventilaciones naturales que no secan el ambiente y evitan el aire viciado de los aparatos de aire acondicionado, con lo que se reducen las alergias, astenias o jaquecas que éstos pueden producir.
- Un menor impacto medioambiental: A través del ahorro energético y la potenciación de un desarrollo sostenible se asegura el abastecimiento energético de las generaciones venideras y un entorno menos contaminado.
Aunque la arquitectura bioclimática no comporta ningún efecto negativo, encuentra en nuestra sociedad una serie de obstáculos que dificultan su extensión. El primer argumento que se aduce en contra es el posible aumento del coste en la construcción. El CIEMAT señala que el precio de una vivienda bioclimática puede ser el mismo que se paga por una convencional con un máximo de hasta el 10 ó 12% más, en cuyo caso se debe amortizar en menos de 10 años de uso, según exige la Unión Europea.
El doctor en arquitectura Luis de Garrido, presidente de la Asociación Nacional de Arquitectura Sostenible (ANAS), asegura que se pueden construir este tipo de viviendas sin ningún coste añadido, ya que el 70% del funcionamiento bioclimático del edificio depende exclusivamente del diseño arquitectónico; aunque admite que se puede producir un incremento de un 2% por el uso de materiales (cristaleras, aislamientos más gruesos…).
En cualquier caso, el posible sobrecoste de la inversión inicial se amortiza, en general, en unos tres o cuatro años, gracias al ahorro energético. “Por ejemplo, si instalamos paneles solares para calentar el agua sanitaria de una vivienda con cuatro habitantes, nos puede costar unos 2.400 euros; pero al economizar energía, se compensa en tres o cuatro años, y el consumo es gratuito el resto de años de vida útil de la vivienda”, explica el experto.
Otro inconveniente se centra en la dificultad de encontrar la orientación adecuada (norte-sur) en las ciudades. Mientras que en núcleos con poca densidad de población, el consumidor puede actuar de forma individual, en la ciudad depende de las empresas promotoras de viviendas que suelen ser escasas en este tipo de construcciones.
Si ante la falta de promociones bioclimáticas, se opta por comprar una parcela para construir una casa, no resulta fácil localizar un arquitecto y un constructor con experiencia en este tipo de proyectos.
Consejos para adquirir una vivienda
Si se está planteando comprar una vivienda bioclimática, los siguientes consejos pueden ayudarle a tomar una decisión acertada:
- Conozca en profundidad las características climatológicas de la zona donde se va a construir la casa (temperaturas invernales y estivales, grado de humedad, accidentes del terreno, microclima…) para saber con exactitud las necesidades climáticas de su futuro hogar.
- Infórmese sobre el funcionamiento de estas viviendas. No es necesario ser un experto; basta con tener unos criterios básicos para comparar.
- Valore las ventajas e inconvenientes de estas construcciones. Adquirir una vivienda bioclimática puede exigir un mayor esfuerzo pero también reporta más beneficios.
- Pregunte al constructor o promotor por qué la vivienda es bioclimática; pida que le expliquen los criterios empleados en la construcción y preste especial atención a la orientación, la distribución de las estancias y los sistemas de calentamiento y refresco.
- Pida información sobre el proyecto y analícela detenidamente. Observe aspectos como el tipo de aislamiento, la constitución de los muros, la protección frente a la radiación solar en verano, la calidad y tipo de materiales, etc. Es importante asegurarse de que la casa tiene un buen diseño bioclimático.
- Si detecta defectos en el proyecto, intente que lo modifiquen, acuda a otra promotora o plantéese la posibilidad de buscar un terreno y construirla por otra vía. En este caso, elija un terreno adecuado y busque un arquitecto con experiencia en construcciones bioclimáticas.
- Infórmese en el Ayuntamiento o en el organismo autonómico competente de si existe alguna subvención o ayuda para la compra de este tipo de viviendas.
Subvenciones y promoción institucional
Desde la Administración central no se ofrecen subvenciones para la construcción de esta clase de viviendas; las únicas ayudas estatales se dirigen a la instalación de paneles solares. Sin embargo, se han emprendido diversas iniciativas autonómicas para la promoción de viviendas bioclimáticas. Estas son algunas:
- La comunidad de Navarra ofrece una subvención de 3.000 euros a los propietarios de las casas incluidas en el Plan de Viviendas Bioclimáticas; además, ha puesto en marcha interesantes proyectos como la ciudad bioclimática de Zolina -una urbanización de mil viviendas que será energéticamente autosuficiente- o la construcción de 4.600 viviendas bioclimáticas en Sarriguren.
- En Cataluña la Generalitat subvenciona la arquitectura sostenible con ayudas de 1.800 euros a fondo perdido para los compradores de estas viviendas.
- En Castilla-La Mancha, la Junta potencia la construcción de estas viviendas a través de dos medidas: un régimen especial de ayudas, con subvenciones de hasta el 20% del coste de la vivienda; y cinco proyectos provinciales para construir un total de 271 viviendas bioclimáticas de promoción pública.
En la actualidad se proyectan miles de viviendas bioclimáticas en otras comunidades autónomas. La demanda de este tipo de construcciones aumenta por momentos. Pero el ritmo de crecimiento es lento y, a pesar de sus ventajas, estas edificaciones representan un porcentaje ínfimo de las nuevas construcciones.
La actual crisis energética ha vuelto a poner la arquitectura bioclimática en el punto de mira de la construcción. ¿Por qué la construcción de estas viviendas no está más extendida? Según el arquitecto Marcos Conesa, de la Asociación de Estudios Geobiológicos GEA, “el desconocimiento y la poca concienciación social, la falta de difusión por los medios y los intereses y presión que ejercen sobre los políticos las grandes industrias petroleras y energéticas, impiden la extensión de estos proyectos.” Conesa demanda que la Administración promueva la construcción sostenible a través de subvenciones o normativa.
El experto en arquitectura sostenible Luis de Garrido apunta como causa un freno del propio sector: “La casa se ha convertido en un bien de especulación, por lo que el consumidor ya no compra una vivienda para vivir mejor, sino por su rentabilidad. Los promotores se aprovechan de esta situación para enriquecerse de una forma fácil y rápida, vendiendo casas por planos y sin la calidad ni criterios de construcción exigibles.”
Enrique Hurtado, gerente de “Sol i Vert”, una empresa que promueve viviendas bioclimáticas, considera que es una opción arriesgada: “Supone entrar en un mundo nuevo: hay que buscar nuevos materiales, hay pocos arquitectos, el coste es algo mayor, el consumidor tiene miedo a la novedad…; pero es una apuesta de futuro.”
Luis de Garrido señala el papel del consumidor como factor clave para un mayor desarrollo de la arquitectura bioclimática: “El consumidor es muy cómodo y poco exigente en sus hábitos de consumo de viviendas. Por ejemplo, es capaz de visitar varias tiendas para comprarse unos vaqueros y, sin embargo, se lanza a ciegas en la inversión más importante de su vida. La vivienda debe comprarse como se adquieren otros productos: informándose, comparando precio y calidad, y preocupándose porque le proporcione una mejor calidad de vida.”