Botella de vidrio al contenedor verde, envase al contenedor amarillo. ¿Y sus tapones de corcho? En teoría es un material reciclable, pero no se ha creado un sistema para ello. Así que en la práctica se debe depositar en el contenedor de orgánicos para no dificultar el reciclado del vidrio o de los envases. Se pierden así las ventajas económicas y medioambientales de reciclar corcho: generación de puestos de trabajo, ahorro de recursos naturales, ayuda a la conservación de los alcornocales y la biodiversidad que sustentan…
El corcho se puede reciclar, pero no se hace
Los corchos usados no se pueden reutilizar: quedan deteriorados, con restos de producto y la industria no los puede admitir como tales. Pero sí sería posible su reciclaje, es decir, el aprovechamiento del material, una vez tratado de forma adecuada, para hacer nuevos productos, como tableros aglomerados, revestimientos, etc.
El consumidor tiene que depositar el corcho en el contenedor de orgánicos para no dificultar el reciclaje de los envasesPara ello haría falta un sistema de recuperación como el del vidrio o los envases. Pero como señala Félix Romero, responsable de bosques de la ONG conservacionista WWF, aunque hay alguna experiencia incipiente que se quiere poner en marcha, en la actualidad no hay una estructura de reciclaje de corcho.
El consumidor tiene así que depositarlo en el contenedor de orgánicos, para no dificultar el reciclaje de los envases, como explica Lara Garrido, de comunicación de Ecoembes, el sistema que gestiona el reciclaje de envases en España. En cualquier caso, Garrido asegura que reciben muy pocos corchos. La misma respuesta pero en el caso del contenedor verde de vidrio viene de Isabel Luque, de comunicación de Ecovidrio.
¿Y qué se hace después con el corcho usado? Las empresas recuperadores se encargan de gestionarlos para que lleguen a vertederos controlados o como mucho a algún sistema de valorización energética.
Por qué sería bueno reciclar el corcho
El reciclaje del corcho, un material natural renovable, tendría varias ventajas medioambientales y económicas. Romero destaca que supondría un ahorro de recursos, de transporte, de transformación, etc. y generaría puestos de trabajo «verdes» alrededor de este sector.
El reciclaje del corcho sería también una forma más de apoyar y mantener vivo este sector, en peligro por su progresiva sustitución por materiales sintéticos y las amenazas medioambientales que sufren los alcornocales, de cuya corteza se extrae. España es el segundo productor mundial, tras Portugal, y cuenta con alrededor de una cuarta parte mundial de alcornocales, ubicados principalmente en la costa mediterránea, Andalucía y Extremadura.
Este sector es un tipo de actividad industrial peculiar (aunque no la única) favorable para la biodiversidad. Si los alcornocales desapareciesen, supondría una serie de efectos negativos sobre el medio ambiente. La biodiversidad de cientos de especies de plantas y animales quedaría muy resentida. El entorno natural quedaría más expuesto a la erosión y la desertificación, se perdería empleo rural, se reduciría la capacidad de absorción de dióxido de carbono (CO2), esencial para la lucha contra el cambio climático, los famosos jamones de bellota desaparecerían y pasaría a la historia un bello paisaje típico mediterráneo.
Los responsables del sector recuerdan que en España el corcho da trabajo a unas 3.000 personas y que además de la producción de tapones, que supone un 85% del volumen de negocio, industrias muy diversas utilizan el corcho por sus propiedades aislantes, su ligereza o su flotabilidad.
El sello FSC, una forma de ayudar
Una forma de ayudar de forma sostenible al sector sería mediante el certificado de los tapones con el sello del Consejo de Administración Forestal (FSC). Esta institución garantiza que los productos madereros se extraen y elaboran con criterios ecológicos y solidarios. Félix Romero, también presidente de FSC España, reconoce que la producción de corcho FSC es incipiente. Está concentrada en España y Portugal, y del millón de hectáreas de alcornocal, solo 40.000 hectareas están certificadas.