Por un coste de entre 2 a 20 euros, los adhesivos para proteger la carrocería están disponibles en diversas formas, desde pequeños protectores en forma de huso hasta junquillos de varios metros. Se presentan en diversos colores, habitualmente negro, cromado y dorado.
Su instalación es muy sencilla. La única norma es limpiar perfectamente la zona donde los vamos a colocar, ya que el polvo y los restos de gasolina o aceite pueden inutilizar el adhesivo.
Los protectores de goma se fabrican en diversas longitudes y están pensados para proteger los paragolpes, algo muy útil hoy en día ya que la mayoría de ellos están pintados en el mismo color de la carrocería y las marcas son muy visibles.
Los junquillos vienen en longitudes de varios metros. Están especialmente indicados para proteger los cantos de las puertas. Estéticamente, pueden resaltar y proteger los volúmenes de la carrocería, marcos de las ventanillas, faros, etc.
En este caso hay que tener cuidado con las formas, ángulos y esquinas de la zona donde se va a aplicar, especialmente, las puertas y marcos de las ventanas. Es conveniente cortar una pequeña porción y «ensayar» las partes más complicadas de la colocación.
Estas mismas tiras cromadas también se pueden utilizar para dar un toque estético al interior del vehículo. Se pueden colocar en el salpicadero evitando, eso sí, el área que ocupa el airbag.