La fatiga laboral y familiar se ha convertido en una de las nuevas y más frecuentes causas de accidentes de tráfico. Así, el 76,9% de los conductores está estresado, algo que evidentemente tiene su repercusión al volante, asegura un estudio realizado por la iniciativa social Attitudes.
El informe señala que el estrés aumenta los niveles de hostilidad y agresividad y dispara la impaciencia, lo que se traduce en una conducción más rápida y en una tendencia a saltarse las señales de tráfico. Además, los niveles de estrés se han visto incrementados por la crisis económica, que hace aumentar los problemas y las distracciones de los conductores, según indica el estudio. Asimismo, los problemas de depresión y estados de ansiedad, padecidos por el 21,9% y 11,2% de los conductores respectivamente, también condicionan una correcta conducción.
Las personas consideran al cansancio, el alcohol, las preocupaciones, el sueño, los dolores de cabeza o los resfriados como las causas que más afectan a la conducción, señaló el doctor Francisco Alonso, responsable del estudio. Sin embargo, sólo el 4,8% de los encuestados adujo que las enfermedades psicológicas son las causantes de este deterioro al volante. «No existe una concienciación clara de la relación de las alteraciones mentales con la conducta en el tráfico», apuntó el médico.
Casi la mitad de los encuestados (44%) reconoció haber sentido alguna indisposición para conducir. A pesar de ello, tres de cada cuatro lo achacó a problemas físicos y sólo el 14% consideró que se debía a problemas psicológicos. Por sexos, ellos aseguran que son los achaques físicos los que les impiden conducir, mientras que ellas no ocultan tener «problemas emocionales» para no conducir.
Medicamentos
Por otra parte, el 15% de los encuestados admite tomar fármacos para tratar la depresión, la ansiedad o el trastorno del sueño. No obstante, lo preocupante es el número de personas que se automedican y desconocen los potenciales riesgos de la unión entre fármacos y carretera.
«Un tercio de la población piensa que los medicamentos no alteran la forma de conducción», aseguró Alonso, que indicó que se hicieron pruebas en simuladores con personas medicadas y su tiempo de reacción al volante fue superior al de un conductor normal. Además, hasta un 10% de los heridos y fallecidos en accidentes de tráfico había consumido algún tipo de fármacos con efecto psicoactivo.