¿Automóvil nuevo o de segunda mano? ¿De gasolina, diésel o eléctrico? Estas preguntas pueden, en breve, ser sustituidas por otra: ¿Compro un coche o no compensa? Y es que adquirir un turismo no solo supone tener que destinar, de media, algo más de 16.000 euros, sino que conlleva numerosos gastos añadidos: impuesto de circulación, seguro, comprar o alquilar un garaje, pagar cada año la ITV, combustible… ¡Y desde el primer minuto! Si a ello le sumamos que el diésel está en el punto de mira, las ciudades cada vez más se cierran al tráfico y nuevos vehículos más amables con el medio ambiente toman el relevo, la pregunta no resulta descabellada. Por eso, si se está ante el dilema de comprar un coche, es conveniente leer este artículo.
Coches eléctricos de alquiler de Zity, Emov o car2go, patinetes, motos eléctricas, bicis de alquiler… y, por supuesto, transporte público. Vehículos para todos los gustos y necesidades se pasean por nuestras calles. Un nuevo modo de circular se extiende con rapidez, y lo hará aún más, teniendo en cuenta la necesidad de luchar contra la polución y descongestionar la ciudad de tráfico. Y si se consideran los cuantiosos gastos de tener un coche en propiedad, ¿compensa comprar uno? Intentamos dar una respuesta, con ayuda de expertos, a esta importante decisión, la segunda más importante de nuestra vida económica, solo por detrás de la adquisición de una vivienda.
¿Qué gastos hay que hacer al comprar un coche?
Al comprar un automóvil no solo gastamos dinero al hacernos con uno, sino que conlleva numerosos gastos fijos como el seguro obligatorio, su mantenimiento o el combustible. A ello hay que sumar los impuestos, como el de circulación y el de matriculación, «que va a subir dentro de dos años, momento en el que finalizará la moratoria al ciclo de emisiones WLTP (Procedimiento Mundial Armonizado para Ensayos de Vehículos Ligeros)», como señala Assumpta Farrán, patrona de la Fundación Renovables.
Además, dejar el coche en la calle «aún cuesta poco o nada», según Farrán, pero, en su opinión, las ciudades, «a medida que se hacen más amables con las personas, requieren ganar espacio para éstas. Se hace difícil mantener políticas de utilizar la calle para guardar nuestro automóvil, con lo que cada vez se gravará más el uso de ese espacio público por parte de un vehículo privado». Así pues, la compra, el mantenimiento, los seguros, los impuestos, el aparcamiento… suman una cantidad que asciende a 6.600 euros por cada 15.000 kilómetros (0,44 euros/km) para un coche de gasolina y a 8.790 euros por cada 30.000 kilómetros (0,293 euros/km) para uno diésel, según un estudio realizado por Automovilistas Europeos Asociados (AEA).
A estos gastos hay que añadir la corta vida de un turismo, que nos obliga a sustituirlo a los pocos años de su compra, pues «su periodo de amortización, de media, es de ocho años, aunque en España (un parque envejecido) los automóviles tienen una vida media de 12 años», señala Mario Arnaldo, presidente de AEA.
Hacia una ciudad sin coches… ¿comprar, sí o no?
Madrid está en plena polémica por el cierre del centro urbano al tráfico no sostenible. Pero no es la única. Son muchas las ciudades en Europa y el mundo que han prohibido circular por sus calles a vehículos contaminantes, o tienen previsto hacerlo a corto plazo: Oslo, Helsinki, Bruselas, Copenhague, México… Teniendo en cuenta esta nueva realidad, y los gastos del coche, ¿compensa tener uno para movernos por ciudad? Como en todo, «depende del uso y las necesidades de cada persona», explica Arnaldo.
«Adquirir una buena bicicleta es una gran opción para moverse por ciudad», propone Assumpta Farrán
Hay numerosas alternativas al automóvil particular, cada vez más variadas: desde el siempre útil transporte público (buses, metro y tranvía) hasta patinetes, pasando por bicis, motos y coches eléctricos de alquiler. Un estudio demuestra que el empleo de estas alternativas es aún «residual» y que se da un trasvase de usuarios del transporte público a estos nuevos modos de moverse. Es decir, que «a quien hacen competencia es al transporte público, no al coche particular», reconoce Mario Arnaldo.
En opinión de Assumpta Farrán, si se trata de comprar, es mejor adquirir una buena bicicleta que un automóvil. «Es una gran opción y cuantas más haya, mejor y más segura será la infraestructura de carriles bici», dice.
Y para viajes largos, ¿compensa comprar coche?
El 80 % de los viajes vacacionales se realizan en coche particular, según Mario Arnaldo, quien señala «que por ahora parece que va a seguir siendo así». Y si bien es posible que, al margen de razones ecológicas, no sea rentable adquirir un automóvil para desplazarse por las ciudades, al hablar de largas distancias la cosa cambia. ¿En este caso compensa comprar un coche? Pues, de nuevo, «depende del uso», puntualiza Mario Arnaldo.
El presidente de AEA indica que si se utiliza mucho, compensa, «pues viajar cuatro personas entre ciudades sale mucho más barato que hacerlo en bus, tren o avión», además de ganar tiempo y libertad. Sin embargo, explica también que es posible recurrir a otras formas que se van imponiendo, como alquilar un coche a largo plazo, que ya compensa, «pues los alquileres han cambiado mucho». Además de haber bajado sus tarifas, «ya se pueden alquilar para fines de semana, incluso para unas horas», comenta Arnaldo, para señalar que es un mercado que se va adaptando a la nueva realidad con rapidez. Esta opción permite tener vehículo sin los gastos añadidos (seguro, garaje, impuestos, etc.).
La patrona de la Fundación Renovables asegura que, en el caso de viajes interurbanos, «es más complicado poder decir fácilmente que no compensa comprar». Aunque, igual que explicaba Arnaldo con el renting, puede compensar no tenerlo usando «plataformas sociales de compartir coche, en las que se accede a uno cuando se necesita».
Asimismo, insiste en la idea de potenciar el transporte público, también para los viajes interurbanos, e indica que «queda un largo recorrido para avanzar, pues harían falta políticas tarifarias atractivas, mejorar sus frecuencias, garantizar el cumplimiento de horarios o la eficiencia de las rutas».
La opción del coche eléctrico es, sin duda, la única que puede compensar a largo plazo. “Pensar en un diésel o un gasolina parece que pierde todo su sentido delante del vehículo eléctrico”, opina Assumpta Farrán. Y no solo por todo lo que contamina, sino porque, además, el 40 % de la energía que utilizará será renovable, “ya que ese es el porcentaje del mix de renovables en nuestro sistema eléctrico”.
Sin discrepar del fondo de esta opinión, Arnaldo afirma que en la actualidad “el coche eléctrico cero emisiones es inaccesible, porque es muy caro. Además, hay muchas limitaciones de autonomía, no hay electrolineras y no se pueden dejar en la calle”. Sin embargo, Farrán indica que, en muy pocos años, “quizás en la próxima década, los objetivos energéticos y climáticos nos dirigen hacia una electrificación de la economía y a un mix eléctrico que tendrá más de un 70 % de renovables”. Además, explica, no hay que olvidar que si tenemos un sistema de autoconsumo fotovoltaico en casa, se podrá generar la energía para cargar el automóvil eléctrico.