La optimización de los motores modernos gracias al apoyo de la electrónica hace innecesarias algunas costumbres consideradas buenas en los antiguos automóviles con carburador. Cuatro sencillas ideas pueden ahorrarnos tiempo y carburante.
Según un estudio de la revista Tráfico, de la DGT, un vehículo que circula por la fuerza de la inercia en punto muerto consume entre 0,4 y 0,7 litros a la hora. Sin embargo, si mantenemos una marcha engranada el consumo es nulo. La causa reside en la gestión electrónica de la inyección, el dispositivo que introduce la gasolina en el motor del coche.
Esta regulación «inteligente» del caudal ha conseguido que los vehículos actuales circulen con comodidad a regímenes bajos. Circular a 2.000 – 2.500 revoluciones por minuto (2.500 – 3.000 si es un diesel) no daña el motor, como podía suceder hace años.
De la misma forma, acelerar hasta regímenes altos para cambiar a la marcha superior tampoco es necesario. Para realizar una conducción económica los expertos recomiendan cambiar cuanto antes a la marcha superior, presionando el acelerador a 3/4 de su recorrido. Esto no produce ningún despilfarro, ya que nuevamente, la inyección electrónica se encarga de servir al motor la cantidad exacta de combustible que precisa. Se ha comprobado que es posible circular a 50 kilómetros por hora en quinta marcha con una cierta reserva de potencia.
Otra de las costumbre que la tecnología ha desterrado es la de «calentar» el motor, mantenerlo encendido un rato antes de ponerlo a circular. Actualmente, con los vehículos de gasolina se puede, perfectamente, arrancar e iniciar la marcha inmediatamente. En los diesel conviene esperar unos segundos.