Es evidente que los coches deben lavarse con una cierta periodicidad. Lo que no está tan claro es si un lavado muy regular puede llegar a afectar a la pintura de coche, si interesa limpiarlo al sol o a la sombra, qué tipo de productos se deben utilizar y qué sistema es el más conveniente: el uso de cubos de agua para ablandar ciertas manchas, la utilización de rodillos, tipos de secado… El barro o los mosquitos suelen ser los residuos más frecuentes que se acumulan en la carrocería, pero también el polvo y la resina de los árboles. Ante este tipo de suciedad, no es conveniente utilizar en la limpieza una esponja ni aplicar un champú específico en seco, ya que al frotar esos restos pueden aparecer arañazos. Los expertos aconsejan, además, no abusar de los rodillos de las máquinas de lavado porque pueden arrancar las partes que no estén bien fijadas.
La carrocería
El lavado regular del vehículo es fundamental para conseguir que mantenga un buen aspecto. La polución, la resina de los árboles, los insectos o el barro son algunas de las causas más frecuentes de suciedad en el automóvil, impurezas que deben desaparecer cuando estos restos aún están blandos, para evitar tener que frotar y arriesgarse a dañar la pintura. Si por el contrario la suciedad está seca, es interesante mojar el vehículo antes de frotar para facilitar la eliminación de los residuos. Este proceso se puede hacer, principalmente, de dos maneras: a mano o en las máquinas de lavado.
El lavado a mano ofrece generalmente mejores resultados, puesto que permite detectar con detalle cualquier posible mancha y actuar sobre ella. Se trata de una operación que puede llevar varias horas y que conviene realizar siguiendo unas sencillas costumbres. Por ejemplo, no es conveniente lavar el coche al sol, ya que pueden aparecer huellas al secarse. Tampoco es recomendable utilizar trapos o esponjas demasiado agresivas, que al frotar rayen la pintura con posibles restos de polvo o arena que queden sobre la carrocería. Sí resulta un buen truco, sin embargo, lavar el coche estacionado en una pequeña pendiente, para que el agua caiga hacia abajo y se facilite el secado.
No es recomendable utilizar trapos o esponjas demasiado ásperas
En cuanto a la técnica, es importante limpiar desde arriba hacia abajo. De esta manera, se consigue que el agua y el jabón que caen desde arriba arrastren la suciedad de las partes bajas, que suele ser la más difícil de eliminar. Tampoco hay que dejar que la temperatura del agua sea demasiado caliente, sino templada o fría. Una temperatura adecuada para que tampoco las manos sufran. Respecto a los utensilios, para los bajos (parte inferior del chasis y ruedas) es conveniente usar un cepillo blando, mientras que para el resto de la carrocería se puede emplear un paño de algodón. Por último, una vez que el coche está limpio, es necesario secarlo. El secado más adecuado es el que se realiza con una gamuza limpia.
Respecto a los productos específicos para limpiar el vehículo hay algunas marcas que ofrecen champús “dos en uno”, para lavar el coche sin secarlo. Otros detergentes que se pueden usar para limpiar y sacar brillo son las espumas, las ceras o los limpia llantas. Estos últimos no deben contener ácidos y, al echarlos sobre las llantas, es aconsejable dejarlos actuar durante unos minutos antes de empezar a frotar, con un cepillo o una brocha. Hay que hacer un especial esfuerzo en limpiar todos los huecos, que tienden a acumular polvo mediante abundante agua para el aclarado y un trapo para el secado.
Por su parte, la principal ventaja de los túneles de lavado es el ahorro de tiempo que suponen. En apenas unos minutos, el vehículo queda limpio. Pero hay que tener cuidado con los rodillos, ya que las cerdas de plástico pueden arañar la pintura y arrancar las piezas que no estén bien sujetas o causar daños en otras, como los retrovisores. También es preferible que el agua de estas máquinas esté sometida a un tratamiento por ósmosis, que facilita el secado sin dejar marcas de cal en la carrocería. Si se prefiere, una alternativa a los rodillos son los chorros de agua a presión, que lanzan agua sobre el coche, con muy buenos resultados. Es importante que los chorros no estén demasiado cerca para no dañar la pintura. Estas opciones suponen un desembolso medio de entre tres y seis euros.
Tapicería
Los asientos de un vehículo suelen ser un nicho de polvo. Por ello resulta muy práctico contar con un aspirador para automóvil. Estos dispositivos suelen incluir diversos accesorios para llegar a todos los rincones del coche y funcionan conectados al encendedor. El propio Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) cuenta con un servicio de venta de este tipo de productos, que resultan un método “ideal” para mantener el coche limpio, recuerdan. Sus dimensiones permiten guardar este aspirador en el maletero sin ocupar demasiado espacio, para poder emplearlo en cualquier momento como aparato “recogetodo”.
Si lo que se quiere es eliminar las manchas de la tapicería, el proceso es algo más complejo. Primero, hay que hacer desaparecer el polvo con un aspirador y pasar un trapo impregnado con un producto quitamanchas. Las espumas especiales para tapicerías suelen ser más eficaces, aunque hay que asegurarse de que no sean demasiado fuertes, puesto que podrían atacar al color. Posteriormente, se puede frotar la mancha con un cepillo, pulverizar agua para aclarar y dejar secar. La manera más natural de realizar el secado es mediante la acción directa del sol o manteniendo las puertas abiertas para que entre el aire. También se puede emplear un secador especial.
Las espumas especiales para tapicerías suelen ser más eficaces, aunque hay que asegurarse de que no sean demasiado fuertes
Cuando la limpieza de la tapicería recae en manos de expertos, el coste puede alcanzar unos 150 euros. No obstante, el resultado suele ser impecable, puesto que el proceso de limpieza se realiza mediante máquinas especialmente diseñadas para este fin. Otra opción es cubrir los asientos y reposacabezas con fundas, una alternativa más barata y que permite cambiar la imagen interior del vehículo. Estas fundas suelen estar compuestas de poliuretano, se adaptan tanto a los asientos delanteros como traseros y, a la hora de limpiarlas, basta con desenfundarlas, lavarlas y volverlas a colocar una vez que se sequen.
En cuanto a las alfombras del suelo, también es conveniente pasar el aspirador para quitar el polvo y lavarlas con algún producto específico que quite las manchas. Si son alfombras de goma, es fácil lavarlas con agua y detergente, y dejarlas secar antes de volver a colocarlas en el interior del coche. Algunos productos cuentan con aromatizantes para conseguir un olor agradable en el automóvil. También se puede someter el vehículo a procesos de eliminación de olores, como el de la nicotina.