Un conductor hablando por el móvil tarda medio segundo más en reaccionar ante un imprevisto en la vía. Así lo reflejan los últimos datos: 941 muertos en accidentes de carretera el pasado año por distracciones tales como mantener una conversación telefónica, aunque fuera a través del “manos libres”. Diversos estudios equiparan la capacidad de un conductor que habla por teléfono a la de un conductor ebrio. La Dirección General de Tráfico permite conversar por teléfono sin utilizar las manos, cascos, auriculares o instrumentos similares. La multa es de 91 euros para aquellos que incumplan esta normativa.
Dónde está el peligro
Mucho se ha escrito sobre lo peligroso de las radiaciones de los móviles para nuestra salud. Sin embargo, hasta hace poco no se había considerado la combinación móvil y conducción como un peligro serio en la carretera.
Su uso es tan común que nueve de cada diez conductores lleva un móvil consigo cuando se monta en el automóvil, y de éstos sólo el 14% cuenta con una instalación de manos libres. Los datos de la encuesta que realizó en España la Dirección General de Tráfico (DGT) con una muestra de 1.800 conductores son más preocupantes: uno de cada tres reconoció haber hablado como mínimo una vez por el móvil manual mientras conducía.
Mar Garre, desde la aseguradora Línea Directa, explica que para un conductor “resulta difícil” ser consciente del peligro al que se expone si habla por teléfono durante su viaje al ser éste un hábito muy extendido. “No son conocedores de la verdadera amenaza que encierra”, explica. Un estudio de esta compañía, realizado durante 3 meses por el Laboratorio de Investigación del Transporte de Inglaterra, afirma que un conductor participando en una conversación telefónica tarda medio segundo más en reaccionar que en condiciones normales, lo que significa, conduciendo a una velocidad de 110 kilómetros por hora, recorrer 14 metros en situación de peligro. Los resultados de este estudio demostraron que el celular afectaba al conductor principalmente en 3 aspectos:
- Resulta más difícil mantener el control de la velocidad.
- Guardar la distancia de seguridad con el vehículo precedente se convierte en una tarea más compleja.
- Aumenta en un 50% el tiempo de reacción.
Desde el Centro Médico Rocar de Alcorcón, el doctor Carlos Sánchez subraya que hablar mientras se conduce, tanto por el móvil como con otra persona dentro del vehículo, siempre es un factor de riesgo, como lo es el no haber dormido bien, sufrir algún trastorno psicológico o haber ingerido alcohol.
Los estudios realizados, en este sentido, por Línea Directa coinciden con los argumentos del doctor Sánchez, llegando a equiparar el uso del celular a la ingesta de alcohol. En estos estudios se concluye que su uso podría equivaler a una tasa de alcoholemia de un gramo por litro de sangre. “Nuestro cerebro no es capaz de efectuar a la vez dos tareas complejas, como conducir y mantener una conversación”. A la misma conclusión se ha llegado a través de las investigaciones científicas realizadas dentro del programa Argos desarrollado por la DGT.
El manos libres
La actual normativa de la Dirección General de Tráfico prohíbe utilizar los teléfonos móviles o cualquier otro sistema de comunicación mientras se conduce, salvo que el desarrollo de la comunicación tenga lugar sin emplear las manos, cascos, auriculares o instrumentos similares. Según esta ley, el uso de los dispositivos de manos libres está permitido, aunque, tal y como afirma Julio Estévez desde la DGT, se permite su uso “siempre que no suponga un peligro para otros usuarios”. Es decir, la policía no multa a nadie por hablar a través del manos libres, pero sí por cometer una infracción a causa de mantener esa conversación.
Raquel de la Torre y Carolina González, desde sus respectivas empresas, Yuracom e Inprotecnología, especializadas en el sector de la telefonía móvil y digital, reconocen que con la entrada en vigor esta nueva ley aumentó “considerablemente” la venta de los manos libres en España. El director comercial de esta última empresa afirma que las ventas llegaron a multiplicarse por tres. A pesar de ello, sigue habiendo usuarios habituales del móvil que aún no han instalado este accesorio. Éstos tendrán que pagar hasta 91 euros si la policía les descubre usando el móvil mientras conducen. Para evitarlo, lo recomendable es hacerse con un kit de manos libres, cuyos precios oscilan entre los 51 y los 90 euros, dependiendo de los distintos modelos.
El Real Automóvil Club de España (RACE) aconseja que la conversación, incluso llevando instalado el manos libres, no supere los 2 minutos. Jorge Castellanos, miembro del departamento de seguridad del RACE, opina que la principal distracción que provoca el móvil no es la de coger el teléfono, sino la carga mental que acarrea: “Está demostrado que a partir de los 2 minutos de conversación empezamos a profundizar en ella y dejamos de lado otras tareas, como concentrarnos en la vía”.
Sanciones y prevención
Las sanciones hasta enero de 2002 sólo prohibían conducir utilizando cascos o auriculares conectados a aparatos receptores o reproductores de sonido. Entonces entró en vigor la nueva normativa que no permite hablar por el teléfono móvil a no ser que se disponga de un dispositivo de manos libres. Actualmente la multa es de carácter leve.
El año pasado se produjeron 3.434 accidentes con víctimas mortales en carretera, de ellos 820, que originaron 941 muertos, fueron causados por la distracción del conductor, según datos facilitados por la DGT, aunque sus estadísticas no especifican cuántos se deben a distracciones por hablar por teléfono, y cuántas a otro tipo de distracciones, como encenderse un cigarrillo o mantener una conversación con un pasajero del vehículo.
Son resultados alarmantes que explican por qué, en general, todos los países europeos han adoptado medidas sancionadoras para evitar que se hable por el móvil durante la conducción. En Italia se prohíbe el uso de todos los dispositivos y auriculares desde el año 1993 y en Alemania, hace dos años, se prohibió el uso del móvil sin instalación del manos libres. Al margen de las sanciones, lo importante es que los conductores “deberían concienciarse del peligro que supone”, tal y como afirma Mar Garre. “Si esto no ocurre y se sigue hablando por teléfono al volante, las sanciones deberán endurecerse”.
Por su parte, Jorge Castellanos es de la misma opinión. Cree que es mucho más importante concienciar a la población que multarla, aunque el RACE no tiene ningún proyecto de concienciación en mente por ahora.
La DGT, sin embargo, comenzó una campaña el pasado 16 de junio. Con ella pretendía alertar y concienciar sobre los riesgos de sufrir o provocar un accidente, como consecuencia de la merma de atención en la conducción que origina atender o realizar una llamada por el teléfono móvil. La campaña se basó principalmente en el seguimiento policial de los conductores, pero también se emitieron diversas cuñas publicitarias para la divulgación de consejos que sensibilizaran sobre este asunto. El seguimiento policial consistió en la persecución, mediante coches camuflados de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil a los conductores infractores. También participaron policías autonómicas como la Ertzaintza y los Mossos d’Escuadra, así como los cuerpos de seguridad local de los municipios con más de 25.000 habitantes.