Cada año mueren en España unas 600 personas por cruzar la calzada por lugares no señalizados. Son sobre todo niños que pasan a la carrera, adultos despistados o personas mayores que tardan en darse cuenta de que un coche se acerca. Este dato sitúa a nuestro país a la cabeza de Europa en cuanto a atropellos mortales originados por el comportamiento de la víctima: el 91,5% ocurre fuera de los cruces señalizados, mientras que la media en la Unión Europea (UE) se sitúa en el 77%.
España tenía hace tres años el peor índice de muertes de peatones de Europa, con 15,7 por millón de habitantes. Le seguían Italia y Gran Bretaña, ambos con 11,5. Con su población de más de 43 millones, era el segundo país europeo analizado con las peores cifras globales de mortalidad, por encima de países con más habitantes como Italia o el Reino Unido. Durante los últimos dos años esta tendencia se corrigi ligeramente. Un total de 613 personas fallecieron arrolladas en 2006 y la estadística dejó cerca de 600 muertos el año pasado. Estos datos aparecen en un estudio presentado por el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC). Las causas de esos accidentes son múltiples e implican «tanto a los automovilistas como a los peatones y a la Administración», señala Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), quien cree que «se deberían dirigir más campañas de concienciación porque ahora hay muy pocas».
El atropello ocurre normalmente un día entre semana con buen tiempo, la carretera seca y tiene como implicados a un peatón aislado y a una persona al volante que, en muchos casos, lleva menos de una hora conduciendo. Los accidentes, además, suelen acontecer fuera de áreas edificadas, cuando se cruzan carreteras nacionales o de intenso tráfico en las que no suelen existir pasos seguros para los peatones.
Recomendaciones
Para mejorar la seguridad de los peatones, AEA aconseja aumentar la visibilidad mínima de los pasos para dar a los conductores tiempo a frenar, cubrirlos con pintura reflectante y recomendar reducir la velocidad al aproximarse a ellos, como se hace en otros países europeos.
También se podrían extender las plataformas elevadas con límite de velocidad en 20 kilómetros por hora y en las que los viandantes pueden cruzar la calle en la dirección que deseen.
Respecto a la decisión de instalar semáforos para complementarlos, Arnaldo denuncia que muchos de ellos se sitúan «detrás del paso de peatones», lo que confunde a los conductores y pone en peligro a los viandantes. «Otro foco de peligro son los pasos en la salida de rotondas donde el conductor no tiene tiempo material para ver a los que cruzan», añade el representante de los automovilistas.