En el primer aniversario de la entrada en vigor del nuevo examen teórico de conducir (se implantó en mayo de 2006), las autoescuelas hacen una valoración positiva de los cambios que se introdujeron. Reconocen que fue un acierto simplificar la redacción de las preguntas e incrementar las cuestiones relativas a seguridad vial, en detrimento de las cuestiones de mecánica. Sin embargo, advierten de que la prueba aún debe mejorar y tratar cuestiones más específicas para cada tipo de permiso. Confían en que la puesta en marcha del nuevo examen informático -previsto para 2006 y que se retrasará, previsiblemente, hasta 2008- subsane los errores detectados. En general, se muestran “decepcionados” por la demora en la puesta en marcha de un tipo de test que permita a cada persona tener un cuestionario diferente, de manera que nadie se pueda copiar.
Principales novedades
Las diferencias con respecto al tradicional modelo de examen teórico de conducir se centran en el número de preguntas, la redacción de las mismas y su contenido. En concreto, mientras la prueba anterior constaba de un total de 40 cuestiones, la actual se ha reducido a 30, la mitad de ellas referidas a conceptos básicos de seguridad vial y el resto a normas y señales. Esto ha supuesto mermar las preguntas relativas a mecánica, lo que, a juicio del presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), Mario Arnaldo, ha permitido mejorar el diseño de la prueba. “Las cuestiones de mecánica tienen que conocerse mediante la práctica y, en este sentido, la normativa de tráfico debe tratar conceptos más sencillos”, asegura. A su entender, si países con tasas de accidentalidad más bajas que España, como Reino Unido, que ocupa el segundo lugar dentro de la Unión Europea en cuanto a siniestros, ni siquiera tenían examen teórico de conducir hasta hace seis años, se confirma que lo importante es el día a día frente al volante y no tanto la teoría.
Para el presidente de la Federación de Autoescuelas de Barcelona (FAB), José Antonio Amador, el incremento de las preguntas sobre seguridad vial también resulta positivo. Además, apoya que, pese a la reducción del número de preguntas, se haya mantenido la necesidad de fallar sólo el 10% de las respuestas para superar el examen. Con el anterior modelo se permitían hasta cuatro fallos, mientras que el actual sólo permite tres. Precisamente, fue en Barcelona donde se llevaron a cabo las pruebas piloto del nuevo examen y, aunque según Amador, “la experiencia ha ido bastante bien este primer año, aún hay que mejorar algunos aspectos”. Esta misma idea es compartida por Arnaldo, quien apuesta por “estudiar conceptos mucho más específicos en cuanto a circulación, como el tema de la señalización de gálibo que, quizás, no interesa tanto al conductor de turismos como al de camiones”. “Hay que hacer un esfuerzo por hacer más breve la prueba”, recomienda.
“Hay que hacer un esfuerzo por hacer más breve la prueba”
En este sentido, uno de los objetivos del nuevo modelo ha sido mejorar la redacción de las preguntas para que fueran “más fáciles y claras”, aseguran desde la Dirección General de Tráfico (DGT). El enunciado ahora se presenta más breve y directo para evitar confusiones o las denominadas preguntas trampa, “que muchas veces -aclara Arnaldo- impedían el aprobado, no porque no se supieran, sino porque no eran comprensibles”. Por su parte, José Antonio Amador defiende que se ha buscado lo que las propias autoescuelas perseguían: “acabar con una redacción de las preguntas retorcida y complicada, igual que el temario”. “Hoy la pregunta es más concreta, más precisa y más fácil”, añade el secretario de la Asociación Provincial de Autoescuelas de Madrid, en la zona de Alcalá de Henares, Ricardo Cano. Éste reconoce que al principio se produjo un descenso en el número de aprobados porque las respuestas opcionales eran ambiguas y se podía dudar, pero aclara que, superado este periodo de adaptación, el número de aprobados es incluso mayor.
De hecho, los cambios propuestos para el test de aptitud provocaron tal desconfianza entre los examinados que, según recuerda Arnaldo, mientras en marzo de 2005 se examinaron 92.000 personas, en el mismo mes de 2006, justo antes de la entrada en vigor del nuevo modelo, el número de personas que pusieron a prueba sus conocimientos de circulación se incrementó hasta 122.000. Algo similar ocurrió en los exámenes para la obtención de los permisos de camiones (C), autobuses (D) y taxis y ambulancias (BTP), en los que se suprimió el apartado de mecánica, aunque se mantuvieron algunas cuestiones relativas a mecánica de mantenimiento, y se pasó de 20 a 16 preguntas.
Nuevo modelo informático
Desde que se anunció la puesta en marcha del nuevo test informático de conducir, su entrada en vigor ha experimentado varios retrasos. Según el presidente de la FAB, las previsiones apuntan ahora “a finales de mayo o principios de junio” (se esperaba su implantación en 2006). Será entonces cuando comiencen las primeras pruebas, también esta vez en Barcelona. “En la capital condal se hicieron las pruebas piloto del examen teórico y también se harán los primeros ensayos con el modelo electrónico, que esperamos que mejore los fallos detectados en el actual examen. Creemos y confiamos en ello, así como en las fechas que nos han dado”, precisa José Antonio Amador.
Se permitirá cometer hasta seis fallos
El cuestionario informático se hará con ordenador y cada pregunta tendrá cuatro posibles respuestas (ahora hay tres alternativas), de las que podrán ser correctas tanto una como las cuatro. Se permitirá cometer hasta seis fallos y cada persona que se examine tendrá un modelo diferente, ya que el test se confeccionará aleatoriamente mediante una base de datos que tendrá miles de preguntas. El objetivo de esta medida es evitar que se copie, ya que en la actualidad se reparten entre dos y cuatro modelos de examen diferente por aula, lo que puede dar más facilidades para fijarse en el test de quien está cerca. No obstante, la DGT dará todo tipo de detalles antes de su puesta en marcha, que obligará a equipar con ordenadores las aulas de examen que Tráfico tiene repartidas por toda la geografía española.
En este sentido, para el presidente de AEA sería también necesario instalar equipos informáticos en las propias autoescuelas, no sólo por la necesidad de acostumbrarse al manejo de estas herramientas antes del examen, “sino para trabajar con sistemas de formación a través de simuladores, algo que tiene que estar más estandarizado”. Para Arnaldo, la formación en las autoescuelas debería ser “más gradual” y contar con elementos tecnológicos, como los simuladores.