La creciente adquisición de vehículos en las familias españolas hace que la demanda de plazas de garaje también sea mayor. A esto se unen otros factores como la inseguridad ciudadana ante posibles hurtos y las dificultades para aparcar en el centro de las grandes ciudades. Así, parece evidente que la contratación o compra de una plaza de garaje es a priori una inversión rentable. No obstante, antes de comprar un espacio de aparcamiento es interesante conocer algunas claves que ayudarán en la elección de la misma.
Se puede optar entre dos tipos de plazas de aparcamiento. Por un lado están las privadas, cuya compra se realiza a través de un contrato privado entre comprador y vendedor, estableciendo previamente las condiciones y el precio de la misma. Por otro lado, están las plazas para residentes. En este caso, más que una compra propiamente dicha, lo que se adquiere es un derecho de uso y disfrute por un periodo de tiempo, que suele ser de unos 50 años. Es una concesión municipal de una propiedad que corresponde al Ayuntamiento. Por este motivo, las plazas suelen repartirse a través de sorteo público.
Antes de comprar tenga en cuenta…
El tamaño mínimo de un garaje exigido por Ley es de 220 cm de ancho y 450 cm de largo, pero el comprador debe asegurarse de que su coche entra bien en este espacio. La anchura suele ser el principal problema para casi todos los modelos, ya que muchos tienen entre 170 y 190 cm de ancho. Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), en los últimos veinte años, «los coches han crecido 7 cm de ancho y 2 de largo». Si a esto se le añaden 20 cm más a cada lado que corresponden a los espejos retrovisores, la medida se ajusta demasiado e incluso sobrepasa los 220 cm.
Por tanto, vehículos de gama alta y todoterrenos no suelen caber en los espacios citados anteriormente. Es el caso de coches como el Volskwagen Passat, Audi A4, Ford Mondeo, Renault Laguna o Citröen C5, entre otros. Según datos recogidos por Anfac, el problema se agrava aún más, ya que en los últimos cinco años las ventas de monovolúmenes han crecido un 80%, y las de todoterrenos un 37%, lo que supone que el parque automovilístico actual cuenta cada vez más con utilitarios de mayor tamaño.
Comprar o alquilar una plaza
Según el estudio realizado por uno de los portales inmobiliarios de referencia en nuestro país, los garajes de Madrid son los más caros de España. El precio por metro cuadrado en la capital española alcanza los 3.000 euros. Así, una plaza de 13 metros cuadrados supondría un desembolso de unos 40.000 euros. Los precios en Barcelona no son mucho más bajos. Un garaje cuesta en la ciudad condal en torno a 28.500 euros, es decir, 2.400 euros por metro cuadrado aproximadamente. Los precios en Bilbao están en torno a los 25.000 y 30.000 euros y en Sevilla entre los 30.000 y 35.000 euros.
En el caso de los alquileres, la media de gasto mensual ronda los 100 euros. Por provincias, los barcelonenes gastan una media de 96 euros en el alquiler de una plaza de garaje, y 21 euros mensuales de aparcamientos subterráneos. En Madrid el precio tampoco llega a los 100 euros (96 euros mensuales). Valencia, por su parte, tiene un precio aproximado por plaza en alquiler de 78 euros mensuales.
Hay que tener en cuenta también que la compra de este bien conlleva otros gastos: el IVA (7%), el Impuesto de Transferencias Patrimoniales (ITP), si es de segunda mano, y el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). También se suele abonar un importe mensual que oscila entre 12 y 18 euros, dependiendo del inmueble en cuestión, de gastos de comunidad.
Una vez hecha la compra de un garaje particular es necesario instalar las medidas de protección oportunas. Así, según la Asociación de Técnicos de Bomberos, “en los garajes se instalarán extintores y bocas de incendio equipadas, que se revisarán en los plazos correspondientes”.
Además, la aplicación de la domótica en los garajes para la apertura o cierre de las puertas ofrece la posibilidad de instalar dispositivos para detectar escapes de gas y monóxido de carbono, muy útiles porque avisan al dueño de la vivienda a través del teléfono móvil.
Los detectores de monóxido de carbono emiten una señal acústica cuando se produce una emisión demasiado alta. La alarma suena a intervalos de varios pitidos hasta que los niveles de CO sean normales. El precio de este tipo de dispositivos es de 50 euros.
Por otro lado, la zona del garaje suele ser uno de los espacios de la vivienda que más recelos suele provocar ante la posibilidad de hurtos y de entrada de intrusos. Por eso se instalan algunos mecanismos que contribuyen a la mejora de la seguridad y calidad de vida en esta estancia, como son los detectores de presencia y acceso. Permiten avisar al usuario sobre cualquier tipo de incidencia y observar la salida del propio garaje desde el interior, independientemente de que incorporen o no la visión nocturna.