En los últimos tiempos la industria del automóvil está desarrollando sistemas para minimizar el gasto energético y las emisiones contaminantes de los vehículos. Estos avances tecnológicos están orientados a conseguir modelos cada vez más perfeccionados en estos aspectos, en sintonía con el deseo general de reducir la contaminación medioambiental.
Sin embargo, un informe de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) denominado «Vehículos limpios: estrategias para vehículos menos contaminantes» afirma que los gustos de los consumidores por coches potentes y pesados pueden tener influencia negativa en la reducción que los avances tecnológicos están consiguiendo en el consumo de carburantes y en las emisiones de CO2.
Según sus datos, a pesar de que las distancias medias recorridas por los vehículos han aumentado un 50 por ciento en los últimos veinte años, el impacto contaminante de los mismos se ha reducido gracias al perfeccionamiento de los sistemas de ahorro energético. La organización también prevé que la reducción de las emisiones contaminantes seguirá durante los próximos años a medida que los modelos más antiguos sean sustituidos.
Pero la OCDE pone el acento en dos hechos que están contra esta tendencia. Por un lado el que las distancias recorridas va a aumentar, según sus estimaciones un 32% hasta el 2020, y por otro el gusto de los consumidores por modelos potentes que reduce la eficacia del ahorro energético de los avances tecnológicos.
Así, desde la OCDE propugnan que a los consumidores se les ofrezca una mayor información sobre el rendimiento medioambiental de los vehículos que adquieren, con vistas a tratar de cambiar esta tendencia. Las cifras que maneja la organización apuntan que en el año 2000 el sector de transporte por carretera supuso el 18% de las emisiones globales de CO2.