Los datos del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA Club de Automovilistas) y del portal de Internet sobre prevención de accidentes Prevensis señalan que el 42% de los accidentes de tráfico mortales se registran por la noche. Por ello, ambas entidades han presentado un decálogo para que la conducción nocturna sea más segura.
A pesar de que el tráfico «disminuye en un 60%» durante esas horas, la conducción nocturna presenta mayores riesgos, según este documento. Entre los motivos de ese aumento del riesgo, ambas organizaciones destacan el mayor número de conductores que coge el coche bajo los efectos del alcohol, drogas, cansancio, etcétera; la falta de adaptación de la velocidad al campo visual iluminado; y el incremento del número de conductores que «voluntariamente» realizan maniobras antirreglamentarias.
A todo ello es preciso añadir la pérdida de agudeza visual y disminución del campo de visión, la necesidad de un mayor intervalo de tiempo para identificar e interpretar correctamente la señalización, el posible deslumbramiento por los faros de vehículos que vienen de frente, y la aparición prematura de la monotonía y el cansancio, según indican CEA Club de Automovilistas y Prevensis.
Algunas normas básicas para la conducción nocturna, recogidas en un decálogo, son la reducción de la velocidad o el aumento de la distancia de seguridad, el incremento de la frecuencia por la que se mira a través de los espejos retrovisores, la importancia de hacer paradas cuando aparezcan los primeros síntomas de fatiga y el papel de las luces en una correcta conducción.