Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provenientes del automóvil crecieron en España cerca de un 80% entre 1990 y 2006, muy por encima del 15% que el Protocolo de Kioto marca para nuestro país en el horizonte de 2010, según revela un informe elaborado por la Comisión RACC de expertos en Automóvil y Medio Ambiente.
En nuestro país, los coches generan un 11% del total de emisiones de CO2, tantas como la ganadería, pero por debajo de sectores como el de la energía o la industria. Según cálculos estimativos, para compensar todo el CO2 que se emite durante un año harían falta siete veces más bosques de los existentes en la actualidad, indica el informe.
La combustión de gasolina y gasóleo genera gran parte de los gases y partículas que empeoran la calida del aire en las ciudades, si bien las emisiones «han caído de manera muy significativa en los últimos años gracias a las mejoras tecnológicas realizadas por los fabricantes», reconocen los autores del trabajo. De este modo, un coche nuevo contamina hasta 30 veces menos que uno viejo. A pesar de ello, en el año 2000 se produjeron en Europa aproximadamente 370.000 muertes prematuras por estos contaminantes, siete veces más que los muertos por accidentes de tráfico, según datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente.
Más coches, más demanda de petróleo
Las previsiones apuntan a que en los próximos años la demanda de petróleo crecerá de forma importante, a medida que, sobre todo en China y la India, aumente el nivel de motorización, indica la Comisión RACC. Se estima que en apenas 30 años el parque mundial de coches pasará de los 900 millones de unidades actuales a 1.800 millones.
Sin embargo, la oferta de petróleo verá limitado cada vez más su crecimiento. «Esta evolución divergente de demanda y oferta se traducirá previsiblemente en aumentos de precios, sobre todo a medida que la economía mundial se recupere. A medio plazo, el precio del petróleo se estima que puede situarse en una franja entre 80-100 dólares el barril», apunta el informe.
Por todo ello, «resulta urgente propiciar una estrategia de descarbonización del automóvil, es decir, una reducción de las emisiones de CO2 por kilómetro recorrido». En este punto, la Comisión RACC recomienda optimizar la eficiencia de los vehículos mediante la introducción de mejoras tecnológicas en el motor de combustión interna y el desarrollo de coches híbridos; apostar por las energías alternativas para reducir el consumo de petróleo; modificar la fiscalidad relacionada con el automóvil y asociarla a criterios medioambientales; y fomentar la responsabilidad de los usuarios a la hora de comprar un coche o de conducir de una forma más eficiente.