La segunda gran causa de mortalidad laboral durante la jornada de trabajo son los accidentes de tráfico, según figura en el segundo estudio explicativo de la siniestralidad en el empleo, elaborado por el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT). De cada 100 fallecimientos, debidos a la actividad profesional, 21 obedecen a este motivo.
El informe indica que no se trata de accidentes en el camino de casa a la empresa o viceversa. Se trata de percances que ocurren durante el horario de trabajo y confirman la denuncia de los sindicatos. Comisiones Obreras y UGT advierten periódicamente que cada año mueren alrededor de 400 conductores profesionales. Los vehículos más peligrosos, según ambas organizaciones, son las furgonetas.
Los infartos, derrames cerebrales y otras patologías no traumáticas ocupan el primer puesto, con el 28,8%. Detrás de los accidentes de circulación figuran las caídas del trabajador, que provocan el 15,8% de las muertes.
A continuación se sitúan los fallecimientos por «quedar atrapado, ser aplastado o sufrir una amputación», con el 13,7%; por «choque o golpe contra un objeto en movimiento y colisión», con el 7,8%; por «contacto con corriente eléctrica, fuego y sustancias peligrosas», con el 4,6%, y por «ahogamiento y quedar sepultado», con el 4,2%.
En el estudio de las principales causas de accidentes de trabajo, en general, los siniestros más comunes, en un 32,4% de los casos, se originan por «sobreesfuerzos». En este apartado, la incidencia de las causas de circulación vial es mínima (tres de cada 100 siniestros).
A cierta distancia de los «sobreesfuerzos», con el 18,3%, aparecen las «caídas y golpes contra objetos inmóviles», seguidos de «choque o golpe contra un objeto en movimiento», con el 17,3%; de «contacto» con «agente material cortante, punzante o duro», con el 13,5%, y de «contacto con corriente eléctrica, fuego, temperatura, sustancias peligrosas», con el 3,3%.