Es posible que en los próximos años muchos conductores decidan cambiar su coche por otro con mayores prestaciones. Pues bien, los expertos aseguran que en pocos años asistiremos a una innovación revolucionaria en el ámbito de la automoción. Algunas marcas ya tienen muy avanzados sus modelos de hidrógenos, otras ya han comenzado a comercializar los denominados flexifuel -motores capaces de funcionar con gasolina o bioetanol- y los híbridos se benefician de un mercado en alza gracias a las tres únicas marcas que tienen un modelo de estas características; Toyota, Lexus y Honda. Pero, según indican los técnicos, lo mejor está por llegar: diseños de ciencia ficción, comunicación inalámbrica entre vehículos, suspensiones inteligentes… Así podrían ser los coches en sólo diez años.
Tecnología ‘de dos modos’
Aunque aún faltan algunos años para que se generalicen los nuevos combustibles, no tendremos que esperar demasiado tiempo para que la tecnología del futuro se implante en los vehículos que compremos. De hecho, muchos modelos de alta gama ya incorporan extras que hace sólo uno años podrían parecernos de ciencia ficción. Uno de ellos es el motor híbrido: el coche lleva un motor de combustión y otro eléctrico, que actúa en determinadas circunstancias (el eléctrico a velocidades bajas), con lo que se reduce el consumo. Esta idea tan sencilla acarrea dificultades técnicas y caras de resolver, por lo que genera un aumento de precio que hace que su comercialización sea problemática. De ahí que sólo haya tres modelos en el mercado.
Por esta razón el resto de marcas se han puesto a trabajar para que los híbridos puedan ser una realidad cuanto antes, como paso previo a la aparición del coche de hidrógeno. En los últimos salones de Frankfurt y Detroit se dieron a conocer las alianzas entre compañías para desarrollar mecánicas híbridas de última generación en todos los segmentos, desde utilitarios hasta todoterrenos de alta gama. No en vano, Ford anunció la fabricación de 250.000 vehículos híbridos hasta 2010, como continuación a su anuncio de un gran todoterreno con motor trifuel de hidrógeno. Y para que todos comprobaran que no era un ‘farol’, presentó en Detroit el pasado febrero el Ford Reflex, un híbrido con placas solares que parece ser la tendencia que predominará en el mercado estadounidense los próximos años.
Muchos modelos de alta gama ya incorporan extras que hace sólo uno años podrían parecernos de ciencia ficción
En este sentido, es probable que veamos en el futuro una tecnología denominada ‘de dos modos’, que permite sincronizar los motores eléctricos y de combustión para optimizar el rendimiento de ambos. La técnica está siendo desarrollada por el mayor fabricante de automóviles del mundo, Daimler Chrysler. Incluso se podrá ver un automóvil español con esta tecnología, ya que el Instituto Universitario de Investigaciones del Automóvil (INSIA) está trabajando en el primer prototipo híbrido español. No obstante, conviene aclarar que el futuro en cuestión de combustibles lo marca el Toyota FCHV: la energía solar que recogen los paneles solares de este prototipo se convertiría en electricidad y podría generar hidrógeno a bordo sin necesidad de cargar las pilas periódicamente con esta sustancia.
Diseños marcianos
Con cierta frecuencia las escuelas de diseño repartidas por todo el mundo presentan los resultados de sus concursos y la mayoría de las veces sorprenden por su futurismo de ciencia ficción, que siempre hace que nos preguntemos si será cierto que en el futuro conduciremos así. Uno de esos coches es Utopia, creado por Owen Ready, de la Universidad de Northumbria (Reino Unido). El coche real -de poder fabricarse algún día- estaría cubierto por células solares invisibles y construido átomo a átomo gracias a la nanotecnología y a materiales composites avanzados de diamante y grafito, con propiedades que superarían las de la fibra de carbono de hoy día. El creador está convencido de que el coche del futuro no tendrá ruedas, puertas ni cerraduras visibles, sino que simplemente se abrirá cuando el conductor lo desee y sellará sus juntas una vez esté dentro.
Otro ejercicio de imaginación no exento de alguna dosis de realidad es lo que propone el Instituto de Tecnología da Massachussets (MIT): los coches del futuro se podrán apilar como si se trataran de carritos de la compra. La idea sería llegar a las afueras de las ciudades en trenes de alta velocidad y coger uno de estos vehículos previo pago. Esto facilitaría el transporte entre los puntos estratégicos de la ciudad, por ejemplo, entre el centro y el aeropuerto. Estos mini coches serían ecológicos, ya que no emitirían gases contaminantes, pues utilizarán pilas de combustible, es decir, hidrógeno.
“Bastará con rozar una pantalla de cristal líquido con el teléfono móvil equipado con un chip especial para que el coche identifique al conductor”
Pero lejos de estos ejercicios de imaginación, los fabricantes idean prototipos más factibles, como el que presentó Mitsubishi en el CEATEC, el mayor salón de electrónica de Asia. El gigante japonés asegura que el vehículo del futuro, gracias a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, se adaptará a los gustos de cada cliente y estará dotado de un equipamiento audiovisual equivalente a una sala de cine o un auditorio en casa. El director de diseño de la marca explica que “bastará con rozar una pantalla de cristal líquido con el teléfono móvil equipado con un chip especial para que el coche identifique al conductor”. Entonces éste se configurará con los parámetros previamente memorizados por cada conductor. Por si fuera poco, cada pasajero contará con su propio sistema multimedia controlado por pantallas táctiles y con altavoces individuales. El secreto residirá en al utilización de un servidor central multimedia que será capaz de difundir al mismo tiempo varios programas diferentes.
El futuro ya es una realidad
Los constructores ya están aplicando soluciones innovadoras. Ya hay coches que contienen sistemas de iluminación adaptables que adecuan la iluminación al trazado de la vía o sistemas de visión nocturnos a través de la radiación que emite cada cuerpo, tal y como explica Begoña Pérez Magallán, miembro de la Fundación Cidaut (Centro de Investigación y Desarrollo del Automóvil). Además, se están empezando a aplicar sistemas de ayuda a la conducción, como sensores de señales acústicas o visuales ante un coche que se aproxima por detrás, los que indican cuando el vehículo se sale del carril, el Head up Display -la proyección de la información en el salpicadero para que sea reflejada en el parabrisas y el conductor no tenga que apartar la vista de la carretera- o la reducción de chapa, que se sustituye por elementos transparentes que permiten el aumento de la visibilidad.
Ya hay prototipos de coches que se conducen solos, aunque el objetivo no es eliminar por completo al conductor, sino reducir sus niveles de estrés, por ejemplo, en los atascos
Lejos de estas innovaciones, cada vez más comunes, en este momento, hay otras con las que ‘tropezaremos’ en aproximadamente diez años. Ya existen prototipos de coches que se conducen solos, aunque el objetivo no es eliminar por completo al conductor, sino reducir sus niveles de estrés, por ejemplo, en los atascos. En este sentido, uno de los conceptos que ya se ha probado es el Volkswagen Touareg Stanley, desarrollado entre la Universidad de Stanford, el Laboratorio de Investigación Electrónica de California y el Departamento de Investigación de la marca alemana y cuyo origen es la solicitud del Congreso de Estados Unidos de un vehículo que se mueva en los campos de batalla sin riesgo de vidas humanas. El vehículo basado en un coche de serie tiene el techo lleno de antenas, radares y cámaras que le sirven de ojos, y un interior con siete ordenadores que procesan la información. Por su parte, Mercedes fue el primer fabricante en comercializar un coche con piloto automático. Pero este sistema llamado ‘Distronic Plus’ (cuesta poco más de 3.000 euros) sólo permite conducir el coche en línea recta y no permite, en ningún caso, girar el volante. Se basa en unos radares que detectan a los coches que van delante y se encarga de mantener la distancia de seguridad y la velocidad media de crucero elegida previamente.
Una práctica que ya están empezando a aplicar oras marcas: incluyen en sus modelos una serie de sensores que, una vez elegida la velocidad, mantienen la distancia de seguridad con el vehículo que circula por delante en caso de despiste y de que nuestro vehículo se acerque demasiado. También hay marcas que han presentado prototipos que se encargan de buscar aparcamiento gracias a sensores -el vehículo pregunta al conductor si quiere aparcar y lo hace automáticamente -o explica, gracias a un sistema de síntesis vocal, qué marcha debemos engranar.
En definitiva, el automóvil es el lugar donde las aplicaciones de las últimas tecnologías son más evidentes y el futuro que nos depara podría cambiar la concepción que tenemos hoy día sobre el concepto ‘automóvil’.