Los conductores que circulan por un país ajeno al suyo están obligados a cumplir las normas de tráfico al igual que en su lugar de residencia, pero la falta de unificación del proceso sancionador provoca que, en la práctica, una multa impuesta a un extranjero no llegue a tramitarse. Hoy la única forma de ser multado en un país europeo es que una patrulla pare al infractor «in situ» y que éste abone la sanción en metálico. Sin embargo, a partir de 2008 la UE pretende que ningún conductor foráneo pueda escapar de las multas.
El comisario europeo de Transportes, Jacques Barrot, acaba de fijar la fecha límite de «finales de este año» para la aprobación de un proyecto de ley que busca sancionar las infracciones más graves cometidas por un conductor en un país miembro de la Unión Europea diferente al suyo. Barrot cree necesario que las normas de tráfico «tengan una dimensión europea» para que su cumplimiento sea pleno y se puedan reducir los accidentes en las carreteras.
En principio, esta directiva comunitaria estará dirigida a las «grandes infracciones», como es el caso del exceso de velocidad, conducir bajo los efectos del alcohol y la no utilización del cinturón de seguridad.
Las sanciones a conductores extranjeros son numerosas especialmente en aquellos territorios que cuentan con frontera con otro país. Actualmente, el procedimiento cuando se descubre a un conductor extranjero cometiendo una infracción es hacer que deposite la cuantía de la multa al agente de tráfico en el momento de la denuncia, a modo de depósito. Después, Tráfico le notifica dicha multa y se inicia el procedimiento sancionador, con la posibilidad de presentar los recursos ordinarios.
Lo que no se puede hacer es suspenderle el permiso de conducir aunque haya infringido todas las normas de tráfico al mismo tiempo. Sólo las autoridades de su país podrían tomar esa decisión.
Reducir los accidentes
Jacques Barrot asegura que «un gran número de infracciones cometidas por no residentes no se persiguen por la falta de una cooperación sistemática entre las autoridades administrativas y policiales de diferentes Estados miembros, y eso debe cambiar si de verdad queremos acabar con los accidentes».
El comisario francés calcula que «en algunos países de fuerte tránsito, la tasa de algunas infracciones cometidas por no residentes puede representar el 35% del total. Esto demuestra que incluso los mejores resultados tienen lagunas ante la ausencia de una cooperación transnacional sobre el control de sanciones. La dimensión europea de este problema es evidente y hay que afrontarlo».
Aunque observa «progresos» en la reducción de los accidentes, Barrot ve lejano el objetivo europeo de que en 2010 el número de muertos al año se haya reducido a 25.000 personas.
Por su parte, el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) asegura que ningún automovilista que cometa una infracción en España, independientemente de su nacionalidad, queda impune. «Sea belga, sea francés o sea alemán, paga su multa», señala a CONSUMER EROSKI, Nuria Alonso, responsable de Comunicación de CEA.
El club de automovilistas cree que se debería tender hacia una unificación del carné por puntos para que a un conductor extranjero se le puedan quitar créditos si no respeta la ley, cosa que ahora no es posible. En este sentido, Alonso señala que el sistema difiere mucho de unos países a otros. Así, mientras en España y Francia se restan puntos, en el Reino Unido o Alemania se suman. En el caso alemán, por ejemplo, si se alcanzan los 18 puntos se pierde el permiso.