Las luces de freno de intensidad variable – BFD en inglés (Brake Force Display) – ofrecen una gran seguridad dinámica, ya que el conductor del vehículo que circula detrás podrá conocer la presión que su homónimo del automóvil de delante aplica sobre el pedal del freno, hecho que le permitirá reaccionar de acuerdo con la situación del momento.
Como resultado de esta innovación tecnológica puede lograrse:
–Una reducción de las colisiones por alcance y mejora de la seguridad vial.
–Un mejor comportamiento en caso de frenado, con menos molestias para los vehículos que circulan detrás ya que se evitan operaciones innecesarias de frenado y aceleración.
–Una conducción más suave y prudente, especialmente en condiciones de tráfico denso, que mejora de esta forma la seguridad activa y la comodidad de todos los usuarios de la carretera.
Según el modelo, el sistema activa luces adicionales o los pilotos posteriores, cuya intensidad será mayor según la presión ejercida sobre el pedal del freno. El conductor que circula detrás reconoce intuitivamente si quien le precede presiona el pedal del freno de forma «normal» o «a fondo». Su reacción inmediata también será frenar suavemente o con mayor fuerza, al reducir de esta forma la distancia de frenado en el caso de frenada en seco.
Los sensores evalúan la velocidad del vehículo y su correspondiente deceleración durante el proceso de frenada, por lo que resulta imposible que el conductor utilice el sistema incorrectamente. Por tanto, los «toquecitos» en el pedal del freno para «alertar» a los conductores que circulan detrás no activarán las luces de freno adicionales.
Por el momento se incorporan de serie en los vehículos de gama alta de la firma que lo ha inventado, BMW, aunque irá incorporándose paulatinamente a todos los modelos de la marca. La fábrica bávara no ha detallado si licenciará el uso del sistema a otros fabricantes.