Los portabicicletas para vehículos cumplen precisamente esa función específica y son accesorios que han de estar fabricados especialmente pare llevarla a cabo. Han de estar homologados en la Unión Europea -habrán de llevar impreso el símbolo de la «e» dentro de un círculo- y ajustarse a ciertos parámetros para que sus usuarios puedan acatar las normas de Tráfico.
Por ejemplo, si sus anclajes no fueran seguros el coche podría ser inmovilizado por la policía y su conductor sancionado si los agentes consideraran que el vehículo en marcha podría llegar a ser peligroso para la seguridad de la circulación.
Los portabicis pueden ser de varios tipos. Antes de optar por uno u otro es conveniente tener en cuenta que al llevar las bicis, al igual que al transportar cualquier otro paquete en un vehículo, se tienen que cumplir una serie de requisitos. Por ejemplo, deben estar situadas de forma correcta para no ocultar las luces y la matrícula, que deben verse siempre.
Los sistemas anclados en el techo a modo de baca son seguros y llevan anti-robo, si bien el comportamiento del coche varia bastante porque ejercen una fuerte resistencia aerodinámica. Por este motivo, es aconsejable no sobrepasar determinados límites de velocidad al llevar las bicis.
Los traseros también ofrecen cierta resistencia al aire y, además, pueden resultar poco prácticos a la hora de abrir el portón del vehículo. Si se transportan varias bicicletas hay que considerar que su peso puede forzar el cierre del maletero. Por otro lado, puede haber partes de las bicicletas que sobresalgan por los laterales del vehículo.
Otra de las opciones más extendidas son los remolques portabicis que incluyen luces traseras y matrícula.
A la hora de escoger, también hay que tener en cuenta el tipo de abrazaderas, la facilidad y la rapidez de su montaje y desmontaje, así como otros dispositivos de ajuste y desajuste para quitar, abatir o plegar el portabicicletas.