En realidad hablar de «movilidad sostenible»es referirse a multitud de acciones, tendencias y cambios a la vez. Aunque es cierto que los poderes públicos cada vez tienen más en cuenta la importancia de la sostenibilidad en el transporte y los desplazamientos de los ciudadanos, la verdad es que queda mucho camino por recorrer.
La «movilidad sostenible» englobaría un conjunto de procesos y acciones orientados para conseguir como objetivo final un uso racional de los medios de transporte por parte tanto de los particulares como de los profesionales.
Este concepto comprende varios enfoques. De lo que se trata es de reducir el número de vehículos que circulan por las vías. Pero, por otro lado, de esta manera, también se consigue que la contaminación producida por los automóviles disminuya. Además también se reduce el ruido que producen. Esto último no es baladí, ya que en las ciudades estadísticamente son los vehículos los mayores generadores de contaminación acústica. Con todo se lograría un ahorro energético nada despreciable; hay que tener en cuenta que las reservas fósiles de las que se obtienen los combustibles son finitas.
Se sufre de un volumen desmedido y evitable de vehículos en las vías públicas. Por ello, los expertos señalan varios datos que reflejan hasta que punto la «movilidad sostenible» debiera ser convertirse en una meta útil para todos. En primer lugar, en torno a un tercio de los desplazamientos en coche que se realizan diariamente son de menos de 2 kilómetros, por lo que podrían hacerse a pie o a través de otro medio no contaminante. Los vehículos, como ya hemos comentado y resulta patente, son la principal fuente de contaminación acústica en las grandes ciudades. La ocupación media de los turismos en el mundo occidental no llega a los dos pasajeros por coche. Además, la contaminación relacionada con los medios de transporte sigue aumentando cada año, a pesar de las políticas orientadas a reducir las emisiones de gases.
Para fomentar la «movilidad sostenible» los organismos públicos se inclinan por un política «multienfoque», que aborda los diversos problemas que el gran número de vehículo acarrea y trata de paliarlos en la medida de lo posible con diferentes iniciativas planteadas en varios ámbitos.
Por ejemplo, la Unión Europea lleva varios años convocando lo que se denomina «Semana Europea de la Movilidad». Este año se ha celebrado del 16 al 22 de septiembre y su lema, «Calles seguras para los niños», se centró de hecho en las ventajas para la seguridad de los transeúntes que conlleva la reducción del tráfico y la peatonalización de calles urbanas.
En el año 2000 la Comisión Europea trasladó una comunicación al Parlamento Europeo, el Consejo y el Comité de las Regiones. Esta comunicación se denominaba «Movilidad Sostenible: Perspectivas» y en ella se hacía balance de lo logrado en esa materia durante los últimos cinco años, a la vez que planteaba las cuestiones más importantes que se habían de abordar en el cuatrienio siguiente (2000-2004).
En este documento se abogaba por acciones como potenciar la calidad y frecuencia de los transportes públicos, reducir y promover precios similares en toda la UE, tender hacia la intermodalidad de los transportes públicos (establecer estaciones donde se integren varios medios de transporte diferentes, para mayor comodidad y rapidez de los usuarios), reducir las emisiones contaminantes de los transportes, promover que los particulares compartan sus vehículos sobre todo en los desplazamientos laborales, fomentar los medios de transporte no contaminantes etc.