Varios modelos de automóvil de alta gama ofrecen la opción del navegador. Se trata de un pequeño ordenador dotado de una pantalla que se conecta a una red de satélites GPS y localiza su propia ubicación en el mapa con tal exactitud que el error no suele ser superior a dos metros. La primera utilidad de este aparato ha sido la de guiar al conductor a su destino. Basta con que le indique la localidad, calle y número al que se dirige y en la pantalla aparecerá un mapa de la zona en que se halla y la ruta exacta a seguir.
Recientemente, diversas empresas han ampliado la utilidad de este invento con dos nuevos servicios: localización de flotas y recuperación de vehículos robados. En el primer caso, las empresas de transportes pueden conocer en cada momento la posición exacta de todos sus camiones de reparto. En el segundo caso, es el propietario quien, a través del móvil o de una página web, puede conocer exactamente la localización de su vehículo en caso de sustracción.
El director comercial de mivehiculo.com, Carlos Ballesteros, explica que la eclosión de este sistema comenzó por las empresas, que obtienen un mayor control de su proceso productivo, aunque se está extendiendo a particulares, especialmente propietarios de vehículos de lujo temerosos de las redes organizadas que roban, camuflan y revenden en el extranjero este tipo de coches.
La instalación es muy sencilla y se puede realizar a través de una red de talleres homologados por el distribuidor. En las empresas, lo puede hacer el propio equipo de mantenimiento. Se trata de una cajita oculta que contiene el transmisor, conectada al sistema eléctrico del vehículo. Equipo, instalación, garantía y dos años de servicio contra robo tienen un coste aproximado de 860 euros. A esto hay que añadir una cuota de 60 euros anuales.
El director gerente de otro distribuidor, tiendaespía.com, explica las características de otro sistema de localización, un GPS portátil, de tamaño y aspecto similar a un teléfono móvil. El usuario deberá contar con dos aparatos «clonados» para que se puedan localizar entre ellos. Basta con dejar uno oculto en el automóvil, por ejemplo bajo el asiento trasero o en la rueda de repuesto para que el «clon» obtenga su posición exacta en todo momento.
Sus ventajas son la ausencia de cuotas mensuales y la versatilidad. El inconveniente que, al ser portátil, el propio aparato puede ser objeto de robo. Además, es necesario comprar dos, al precio de 830 euros cada uno.
