El trucaje de los ciclomotores para que corran más está a la orden del día. Estos vehículos no deben superar los 45 kilómetros por hora de velocidad máxima, según las condiciones establecidas en la Directiva 95/01 de la Comisión Europea. Sin embargo, algunos pueden llegar a alcanzar los 100, lo que supone un riesgo.
Para detectar estas modificaciones ilegales, que son relativamente baratas y en algunos casos sencillas de hacer, investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) han diseñado un sistema que permite verificar la velocidad máxima que puede alcanzar un ciclomotor durante las pruebas de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV).
Hasta ahora esto no se podía llevar a cabo en las ITV «porque en estas instalaciones no se podían reproducir las condiciones de la directiva 95/01 ni medir directamente este parámetro», señaló la Universidad.
El método ideado por los investigadores de la UC3M mide la velocidad mediante un rodillo libre, que es fácil de mantener y no tiene un precio demasiado elevado. «Este tipo de rodillos son baratos de fabricar, fáciles de mantener y muy sencillos de calibrar, por lo que para las ITV resultan muy convenientes», explicó el director de la investigación, José Antonio Calvo.
Se podrían evitar 156 muertos
Con el nuevo sistema es posible comprobar si el vehículo es capaz de superar en las condiciones de ensayo su velocidad máxima legal, que no la velocidad máxima real, que depende de muchos factores, como la pendiente de la carretera, el estado de los neumáticos, la velocidad y dirección del viento, el estado del motor, etc.
Este «velocímetro de motocicletas» podría colaborar a reducir la cifra de 156 fallecidos al año por exceso de velocidad en ciclomotores, según se extrae del informe «Safety Barometer». Este estudio indica que en 2005 se produjeron 17.635 accidentes en los que un ciclomotor estaba involucrado, con 313 fallecidos como consecuencia. Además, señala que al menos en el 50% de los casos analizados la causa principal del siniestro fue el exceso de velocidad.