Investigadores del Cold Spring Harbor Laboratory (EE.UU.) vieron nuevas conexiones entre neuronas en un trabajo realizado con ratones vivos cuyos cerebros pudieron ser observados en plena acción. Los resultados del nuevo estudio, que se publican ahora en la última edición de la revista «Nature», terminan con la creencia mantenida hace tiempo de que el cerebro adulto es una estructura fija y arrojan nueva luz sobre procesos que subyacen en el aprendizaje y la memoria.
Estos resultados permitirán en el futuro el desarrollo de tratamientos para traumas cerebrales y retraso mental. Los investigadores que han realizado el presente trabajo presentan la prueba más convincente hasta la fecha de que el cerebro adulto se puede «recablear» o regenerar por sí mismo en respuesta al mundo exterior.
Mientras que muchos neurocientíficos han empezado a especular que los cerebros adultos pueden ser más dinámicos de lo que se pensó en un principio, la neurociencia aún sostenía que el cerebro adulto era relativamente estable, lo que limitaba su capacidad de aprendizaje y su recuperación de las lesiones. Los investigadores del laboratorio estadounidense que han corroborado que esto no es así emplearon lo último en tecnología disponible para demostrar que las conexiones neuronales, llamadas sinapsis, se forman y se disuelven en el cerebro adulto según la información que los sentidos vayan captando.
En los experimentos realizados se crearon ratones transgénicos con neuronas que expresaban una proteína verde fluorescente y después se les colocaba una pequeña «ventana» en la parte del cerebro que se quería estudiar, el campo de barriles de la corteza somatosensorial, una región que recibe la información que los ratones detectan con sus bigotes.
Los expertos vieron que había neuronas que enviaban y retractaban señales para formar y eliminar conexiones con otras neuronas. Para comprobar que las cambiantes conexiones estaban influidas por la información sensorial, cortaron los bigotes de los ratones que no podían ser estudiados, de tal forma que se pudo ver el patrón cerebral en el cual cada corte de bigote estaba rodeado de bigotes no cortados.
Después, dejaron que los ratones exploraran un ambiente que no les era familiar. Se observó que el número de sinapsis se mantenía relativamente constante si bien las conexiones individuales cambiaban a menudo. Las conexiones se formaban y se disolvían mucho más rápidamente cuando los bigotes de los animales fueron cortados y los ratones fueron situados en el nuevo medio ambiente, lo que indica que las sinapsis cambiaban en función de la nueva información sensorial que recibían los animales.