Los dientes de leche que empiezan a crecer en la boca a los 8 meses y desaparecen antes de los 12 años han resultado ser una fuente de células madre con capacidad para transformarse en células óseas y del sistema nervioso, según han descubierto científicos de Estados Unidos y Australia. Con este hallazgo, detallado hoy en la revista «Proceedings», se amplía la lista de tejidos no embrionarios que contienen células madre, de teórico gran potencial científico para diseñar nuevos tratamientos contra muchas enfermedades hoy incurables.
El equipo dirigido por Songtao Shi, de los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU., detalla que aisló este tipo de células de la pulpa de incisivos de leche de niños de 7 y 8 años. Una vez cultivadas en laboratorio, pudieron ser transformadas en células nerviosas, de tejido adiposo y en las propias de los dientes, tras exponerlas a factores de crecimiento.
Culminada esta peculiar «alquimia celular», se implantaron las células ya diferenciadas en ratones desprovistos de sistema inmune para analizar su comportamiento. Los científicos observaron que propiciaron la formación de tejido óseo y generaron dentina, la sustancia que rodea la pulpa dental. También se apreció que las células sobrevivían en el cerebro de los roedores y que mostraban signos de transformación en células nerviosas.
Otros científicos ya habían detectado células madre en la pulpa de los dientes adultos, pero las aisladas de los dientes de leche muestran una capacidad para multiplicarse y transformarse mucho mayor. Este nuevo hallazgo refleja lo mucho que queda por descubrir en una intensa área de investigación, surgida hace sólo cinco años con el aislamiento de las células madre existentes en el embrión humano.